viernes, 27 de marzo de 2015

RELATOS PRESTADOS: "EL ESCARMIENTO DE LA TÍA PANOCHA"

                     
 RELATOS PRESTADOS: 
"EL ESCARMIENTO DE LA TÍA PANOCHA"
Antonio Rubio Fernández


Antonio Rubio
Antonio Rubio ha dedicado su vida a la más noble de las tareas: la enseñanza. Su entrega   a la misma fue siempre encomiable y a ella unió su pasión por el teatro. Constante e incansable organizador de representaciones infantiles y juveniles le otorgaron esa otra fantástica dimensión que sólo la aventura de la escena concede. Hoy, ya retirado, busca y bebe en  las esencias mismas de la tierra que lo vio nacer. A  él se debe este fabuloso relato que narra la realidad auténtica de lo que, en un tiempo ya remoto, era la vida de vecindad. Si esa vida se repitiera, quizás todo seguiría siendo igual allá por los Marcelinos, ... por el Caño, ... por los Servilletas, ... por la almazara del Trabalón, y quizás ..., hasta  encontraríamos agua en la Balsa del Pino. Pero mejor pasemos al relato que Antonio cuenta:

                                            

         Era mi madre una mujer extraordinaria a la hora de contar anécdotas, chascarrillos y cuentos. Hasta con la novela se atrevía. Yo recuerdo aquellas tardes en las que en el patio de mi casa, rodeada de vecinas y mozuelas, contaba, con profundo sentimiento, la historia de Genoveva de Brabante, una leyenda del s. VIII, de la que recuerdo muy poco, pero que trataba de una esposa virtuosa a la que el marido, conde o algo así, repudia estando en la guerra por falsas acusaciones de su mayordomo Golo –y, al conjuro de este nombre, era el crujir y rechinar de dientes, pues tal era el desprecio y la repugnancia que mi madre ponía en su pronunciación, que las mozas, capitaneadas por la chacha Carmen, apretaban los dientes delectando el sabor de su justicia si el tal a su alcance se pusiera–. Ya en las profundidades del bosque, donde había sido abandonada por dos soldados que no tuvieron “entrañas” –esto es lo que decía mi madre– para matarla a ella y a su “hijico”, que esa era la orden recibida, se dedicó, con la ayuda de una corza, a criar al susodicho, al que llamó “Ecichaíco” –palabra mágica que debía ser, pues a su conjuro allí lloraba a moco tendido todo el auditorio–. Aclarado todo el asunto, Genoveva volvía al castillo con su esposo y su hijo y la corza, y el malvado Golo recibiría, digo yo, el castigo merecido, ya que de no ser así, la chacha Carmen, que era la que más lloraba, hubiera puesto el grito en el cielo.


        Ya digo, mi madre toda una maravilla en esto de contar historias.


         Una tarde, en la que el sol caía a plomo y las criaturas creían llegado el final de los tiempos, mi madre, rodeada de un noble auditorio que perfumaban los geranios del patinillo, contó la historia que sigue y que ella decía haber ocurrido en Los Marcelinos.


          En Los Marcelinos, y esto lo digo yo, brilla el sol como en ninguna otra parte del mundo conocido. Es un sol radiante, puro, cristalino…, tan denso que diríase una lluvia de oro sobre la tierra y las piedras, haciéndolas más nuevas, como si sobre esta tierra y estas piedras milenarias el tiempo pasara de puntillas. En las heridas en flor de sus cerros, asoma la “piedra de Los Marcelinos, de sólida firmeza y brillo áureo que encandila cuando la mano del artista la acaricia, dulce y enamorada.


           Pero aquí, como en tu pueblo y en todas partes del mundo, también ocurren cosas que están marcadas por la rutina de los días y el comportamiento vulgar y anodino de las criaturas que, aquí, allá y acullá, se empeñan en hacer que la vida sea como es y que no haya cristo que la entienda.


          Y así decía aquel día mi madre, poco más o menos, a su auditorio:



        Contaban que subiendo por la rambla de la Balsa del Pino, hacia la izquierda, y antes de llegar a la almazara que hoy duerme el sueño de días hermosos de otros tiempos, había dos cortijos, separados ambos por no más de ciento cincuenta metros. 
        En el primero de estos cortijos vivía con su marido la tía Panocha, por otro nombre María, y en el de más arriba, la tía Peñones, parienta suya, que respondía al más cristiano de Lorenza. Y es lo cierto que en ocasión ya lejana por aquellos días, en razón al asunto de una gallina que a la tía Peñones había desaparecido, armaron trifulca las dos mujeres, con profusión de palabrería y diciendo cosas que al caso conviene callar, porque cosas se dicen que una breve reflexión nos muestra que es de sabios no tomar correntilla en estos menesteres. Pero como no se trataba de sabios ni cosas por el estilo, sino que se trataba de la tía Panocha y la tía Peñones, que acusaba, sin asomo de urbanidad, a la primera de haberle robado la gallina, aquello fue “la de dios es cristo”, acabando el asunto en declaración bilateral de enfado pertinaz y retirada de la palabra por ambas partes.

       Así pasaron los días, los meses y los años, empeñada la tía Peñones en el robo de su gallina y jurando y perjurando la tía Panocha no tener nada que ver en el lance.
       No desdeñaba la tía Peñones ocasión en la que proclamar tan injusto robo, acusando, tan sin piedad como sin pruebas, a la tía Panocha, con lo que las relaciones se enconaban cada vez más, hasta que el Padre Eterno decidió mandar una prueba a la tía Peñones en forma de dolor que le arrancaba en el colodrillo y le llegaba, cual latigazo, hasta donde la espalda pierde su casto nombre.
       Comentó la buena mujer con otras vecinas el asunto, alumbrándole una de ellas la aparición de un fármaco que era mano de santo para estos casos. “El tío del bigote” llamábase el milagroso elixir, así que al pueblo enderezó sus pasos –más bien los de su borrica–, regresando al poco con el preciado ungüento.
       Cuando ya se encontraba en el cortijo, la cuestión  se volvió de una dificultad no esperada. Había que frotar el medicamento y ella no llegaba a ciertas partes, y a las que llegaba no lo hacía con la presión que aquello, seguramente, demandaba. El dilema era de no te menees, pues exponer su cuerpo gentil a las miradas y toqueteos de terceras personas con las que la relación era más bien escasa –porque no lo hemos dicho, pero ahora lo decimos, Lorenza era soltera, y una mujer soltera, así se llame tía Peñones o tía demonios, es una mujer soltera; es decir, pudorosa y “mu mirá”– se le antojaba una tragedia, así que tomó la heroica resolución de “echar pelillos a la mar” con su parienta María y así resolver tan ardua cuestión.
       Que sí, que tampoco había sido para tanto la cosa y que dos buenas vecinas, y además familia, deben dejar a un lado cualquier divergencia y llevarse como hermanas, porque hoy puede ser por ti y mañana por mí. Así razonaba la tía Panocha ante la demanda de su vecina y quedaron en que aquella misma tarde se acercaría a su cortijo y le daría una pasá con el mejunje aquel.
       Desnuda de cintura para arriba, la tía Peñones esperaba la friega, al tiempo que la tía Panocha, sentada a espaldas de ella, manipulaba un frasco que en la faltriquera traía y, echando en su mano un chorreón de lo que el mismo contenía, comenzó a frotar sobre la espalda de Lorenza en el modo y arbitrio en que aquella indicaba.
       Al principio fue un resquemorcillo, que la tía Peñones identificó con que el ungüento empezaba a hacer efecto. Después, el resquemor se fue tornando ardor, y después… Sí, después, aquello fue tomando tal cariz que a la tía Peñones le hizo pensar que las calderas de Pedro Botero, en comparación con aquel suplico, debían ser cosa de críos. Saltó, brincó, se retorció, se restregó contra las paredes, se revolcó por el suelo… y hasta el agua del tiesto de las gallinas fue a parar a aquella su maltrecha espalda, pero el fuego no cesaba de martirizarla. Tales “aleríos” daba, que allí dijérase que habitaban todos los demonios.
       Mientras, la tía Panocha aseguraba no haber hecho sino aplicar el elixir, que aquello debía ser una reacción normal y que Lorenza debía resignarse para alcanzar los beneficios del “Tío del bigote”. Esto decía al tiempo que se solazaba y reía por dentro por el castigo infringido a quien tan injustamente la había acusado de ladrona de gallinas.
       Fueron cuatro días de horribles padecimientos, que por fin fueron cediendo en su furor, dejando que la tía Peñones hallara algún momento de descanso.
Cuando todo hubo pasado, agarrando aquel infame frasco para zambombearlo a los quintos infiernos, dio en advertir que el mismo estaba intacto, sin asomo de haber usado su contenido. Esto hizo sonreír maliciosamente a la tía Peñones, relamiéndose con sólo pensar en el escarmiento que haría en la tía Panocha, que, si lo hubo, yo no lo sé y por eso no lo cuento.


GLOSARIO:

Chacha: en gran parte de la comarca del Almanzora se utiliza el término “chacha” en sustitución del término de parentesco “tía” (generalmente se aplica a los hermanos/as de los padres)

Tener entrañas: se trata de “tener sentimientos” a la hora de llevar a cabo alguna acción.

Susodicho: término que se emplea para referirse a una persona anteriormente citada.

Ecichaíco: viene  a significar “desdichado”, persona desgraciada, con mala suerte en la vida.

Almazara: lugar en el que se muele la aceituna de la se obtiene el aceite de oliva.

Correntilla: hacer o decir algo de forma rápida o “de corrido”; que no se para a pensar lo que dice.

El tío del bigote: medicación líquida para tratar el reúma, la artrosis y dolores musculares y óseos que se aplicaba por frotación con la parte dolorida del cuerpo. Se denominaba así porque en el envase aparecía el rostro de un hombre con gran bigote.

Mu mirá: persona muy apreciada, muy querida, a la que se le tiene gran admiración y respeto.

Pasá: darle una aplicación o frote por la zona dolorida.

Resquemorcillo: en este caso la acepción se refiere al resquemor o ardor que le producía la aplicación del ungüento.

Aleríos: gritos, voces de pánico o dolor.

Zambombearlolanzar algo lejos y con cierta rabia o enojo.


Generalmente las gallinas andaban sueltas
"El tío del bigote"



 
Reconciliación entre Peñones y Panocha




       




lunes, 23 de junio de 2014

RELATOS PRESTADOS: "PASCUAL"

"PASCUAL"
Dentro de todo el componente de lo que fue a lo largo de mucho tiempo una literatura surgida en el pueblo llano de estas tierras, tiene relevancia significativa el "trovo". Era una fórmula recurrente y esencial del folklore musical-popular  (malagueña y la parranda, principalmnte) el que, al son de la música de dichas piezas, dos o más personas fuesen cantando, -con letras surgidas de la improvisación, en una poesía dialogada-, y poniendo en ellas toda la ironía, la sátira y el gracejo posibles, con la intención siempre de doblegar y anular al adversario. Hoy día estas fórmulas son tan arcaicas que sólo restan pequeños reductos en festivales que se suelen celebrar en poblaciones que se resisten a perder su identidad y su legado. Su creación es totalmente improvisada, y tiene su origen en el "repentismo musulmán".

"RELATOS PRESTADOS"
José A. García Ramos
José Antonio García Ramos es un enamorado de tradiciones, costumbres y decires de las gentes. No ha perdido ocasión para recuperar todo aquello que ha podido conseguir dentro del amplio abanico de la cultura popular, por insignificante que pudiera parecer. Pero es en el campo de la medicina en el que se ha volcado fundamentalmente, recogiendo de forma rigurosa, en obras y artículos de gran valor, todo lo que concierne a la tradición en ese campo del saber. En este terreno cabe citar su obra titulada "LA MEDICINA POPULAR EN ALMERÍA". 
Volviendo a lo que es la literatura popular, en esta ocasión, este blog se ve enriquecido con otra de las aportaciones del doctor García Ramos, titulada   "PASCUAL" y que  es un ejemplo de lo que podría ser un trovo entre una pareja de casados, en un baile tradicional de esta comarca.

                                                        PASCUAL

    Maldito sea el casamiento
    que hice contigo Pascual,
    desde el día que nos casamos
    no me he visto harta de pan.

    Tanto como me decías
    que ibas a trabajar,
    y ahora lo que más te gusta
    es en la cama roncar.

    No creáis, caballeros,
    a este demonio mujer,
    que el día que nos casamos,
    bien sabéis que me asusté,
    pues se comió cuatro panes
    mojando en una sartén.

    No me afrentes, tío granuja,
    que tienes por qué callar,
    porque tienes una madre
    que a mi me gana a tragar.
    Si es atento de marrana,
    sólo por no trabajar
    siempre me pone en la mesa
    la cazuela sin fregar.

    No me nombres a mi madre
    porque te rompo el "sentío",
    que tienes patas de catre
    con la casa "esgreñá".

    Casa de perro "engreío"
    siempre te he "conocío"
    Si te pusiste un día
    a coserme u camisón
    y te salió la pechera
    con la anchura de un serón.

    No me aboques, tío granuja,
    que cosió tu madre un día
    unas faldas para mí
    y le salieron los bajos,
    con más picos que un candil.

    Si es a coser y a guisar,
    te leyeron bien el sino,
    que te podían titular
    cocinera de los "chinos".

    Le voy a afrontar que calle:
    un día habichuelas me puso,
    que le formaban batalla 
    al asturiano y al ruso.

    Mocitas, estad alerta
    no "habéis de entusiasmaros"
    que mala os sale la cuenta
    si es que pensáis de casarse.

    A los tres días de casada
    dije "vete a trabajar"
    y me dio una bofetada
    que me dejó "desmayá".

    Veréis lo que me pasó
    el día de San José
    la "picia" que me formó
    este demonio mujer.

    Es más feroz que diez machos,
    aprovechó la ocasión,
    que aquel día vino borracho
    y me pegó un palizón.

    "So muleto" sin cabestro, 
    ¿quién te puede a tí creer,
    que un hombre hecho y derecho
    le pegue a una mujer?

    Mocitos, abrid el ojo,

    y un poquito  reparad,
    echad la cuerda en remojo
    el que se piense casar.

    Varias madres a sus hijas,

    buen zapato y buen mantón,
    y al pobre de su marido, 
    lo llevan sin camisón.
                               
                                                                         ANÓNIMO

Muestras de trovo:

*Velada que tuvo lugar en los Cerricos (Oria, Almería), por parte de la Asociación Trovera de "Patiño" (Murcia):

https://www.youtube.com/watch?v=i0BRZBvT_8c

 *"El taxista y el baranda":

https://www.youtube.com/watch?v=njXBLeAAI_g



GLOSARIO:

Granuja:  persona astuta y pilla
Marrana: persona sucia, desaseada, que no cuida la limpieza.
Cazuela: recipiente de cocina de base circular, ancho y poco profundo, generalmente de barro y con dos asas y tapa, que se usa para guisar.
"Sentío": término apocopado de "sentido". En este caso "sentido" se refiere a la razón.
Catre: cama estrecha, sencilla y ligera para una sola persona. Generalmente estaba hecho con patas plegables y cuerdas trenzadas haciendo de somier.
"Esgreñá": apócope de "desgreñada". Persona con cabello desordenado
Serón: objeto grande, generalmente de esparto, más alto que ancho, que se coloca sobre los animales de carga y sirve para transportar diversos materiales.
Aboques: llevar a una persona  a una situación perjudicial o peligrosa. Provocarla
Sino: destino.
Habichuelas: legumbres conocidas también más comúnmente como judías o alubias. 
"Picia": travesura.
"So muleto": expresión despectiva con la que se califica al receptor de mulo joven y cerril
Cabestro: cuerda que se pone en el cuello o cabeza a una caballería para atarla o conducirla.


seron
Serón de esparto
Cabestro y sus partes
El trovo tuvo su origen en el "repentismo" musulmán.
                                                 
 

sábado, 17 de mayo de 2014

RELATOS PRESTADOS: "LA MATANZA DEL CHINICO"


 "LA MATANZA DEL CHINICO"

Toda lengua  usada por un determinado conjunto de personas es un  elemento vivo que se presta a tener tantas variantes como diversas sean las comunidades en las que se halla asentada. Las variables tienen que ver con la idiosincrasia propia de los habitantes del lugar, climatología, modos y costumbres de vida, y  un largo etcétera.
Por eso que este relato que se presenta hoy, perteneciendo al castellano, sin embargo, corresponde a una modalidad de habla  determinada, propia de un área geográfica peninsular. Se trata del denominado "panocho", forma dialectal que tuvo su origen en la huerta murciana. Debido a la proximidad geográfica, su influencia ha sido fuerte en las zonas rurales del Almanzora, donde aún hoy es posible escuchar expresiones, vocablos y formas de habla provenientes del "panocho murciano", aunque esto ya cada día es menos frecuente.


RELATOS PRESTADOS  Conocí casualmente a Juan Antonio en una celebración. Corría el mes de mayo de 2013 y la jornada primaveral, alegre y distendida, se prestaba a la más pura camaradería, aderezado todo con el continuo intercambio de comentarios y divagaciones sobre extensa y variopinta temática, mientras degustábamos exquisita comida a la sombra de los almendros y regábamos ésta con refrescante cerveza y abundantes vinos. Fue entonces cuando, por casualidad, hizo su aparición el tema de las tradiciones orales. Comenté algo acerca de este blog y Juan Antonio manifestó su interés por hacerme llegar algunos relatos escritos en lenguaje panocho. Él cumplió su ofrecimiento. Yo trato de cumplir con mi promesa de incluir alguno de ellos en el blog y, a la vez, desde aquí enviarle mi más sincero agradecimiento. Ese es el motivo de "LA MATANZA DEL CHINICO". 
Celebración bajo los almendros
        

                                       LA MATANZA DEL CHINICO
NOTA: para mejor comprensión del texto, subrayo aquellas variantes que pueden presentar alguna dificultad o simplemente corresponden a un uso dialectal del idioma, y las transcribo entre paréntesis.

     Al rematar nuestra guerra
    que dejó España asolá, (DESOLADA)
    estábamos tos (TODOS) de hambre,
    cuasi (CASI) a punto de ladrar.

    Y bien m'acuerdo  (ME ACUERDO) una tarde,
    estando yo a descuidás, (DESCUIDADO)
    allegó (LLEGÓ) mi tío Perico
    con cara mu alegrá (MUY ALEGRE)
    una mano en el borsillo, (BOLSILLO)
    y en el brazo la gallá. (CAYADO= BASTÓN)

    -Mira, sobrino -me dijo-
    vengo a hacerte una envitá. (INVITACIÓN)
    tengo allí un animalico
    (mejor dicho, un animal)
    que me pienso  (PIENSO) que ya esté
    de cinco arrobas u ( O ) más,
    y esta noche si Dios quiere
    pienso darle la punchá. (PINCHAZO=MATARLO)

    Y  como sé que un güen piazo (BUEN PEDAZO= TROZO)
    no tíe (TIENE) que venirte mal
    aunque sea el viaje ango (ALGO) largo
    creo que no lo pensarás.

    Yo m'arrasqué  (RASQUÉ) er (EL) colodrillo, (ir al GLOSARIO)
    emprincipié (EMPECÉ) a bostezar
    y le dije: "Tío Perico:
    no me lo tome osté  (USTED) a mal
    pero tengo al zagalico,
    la criatura crespillá, (ir a GLOSARIO)

    la Jacintica con hipo
    y floja de no mascar (COMER)
    y si yo me voy solico,
    dengún (NINGÚN) gusto le va a dar."

    Pos sus venéis tos (PUES OS VENÍS TODOS) conmigo,
    ¡toma, no fartaba (FALTABA) más!
  
    No, mire os té (USTED), tío Perico,
    como es tarde pa arrancar (PARA SALIR= IR)
    iremos p'allá (PARA ALLÁ) el domingo
    y echamus la merendá. (MERENDAMOS)

    Cuando di a mi Jacintica,
    de gorpe la noticiá (DE GOLPE LA NOTICIA)
    se le abrió a la probetica (POBRECITA)
    la boca de pal en pal (DE PAR EN PAR)
    y, anda (HASTA) le dio la manía
    de revolcarse y llorar.

    -¡Madre de mi alma -decía-
    qu'atracá (ATRACÓN) me vi (VOY) a pegar!

    Pos (PUES) óyeme, Jacintica,
    si no me quies dejustar (QUIERES DIGUSTAR)
    no aprietes a la comía (COMIDA)

    que'estás mu desentrená; (MUY DESENTRENADA)
    come pa (PARA) dos u (O) tres días
    pero no comas pa (PARA) más.

    Y no sé qué hora sería
    er (EL) domingo e madrugá, (DE MADRUGADA)
    que pegué una resurtía (SUSTO)
    cuando me vino a llamar.

    -¡Anda, hombre, vamos arriba
    qu'hay (QUE HAY) que vistir (VESTIR) al zagal!
    Que no perdamos las migas (ir al GLOSARIO)
    y lo que venga detrás...

    -Pero, Jacinta, -le digo-
    ¡si entavía (TODAVÍA) no se ve (NADA)!

    Alleguemos ca (LLEGAMOS CASA DE...) mi tío
    cuasi (CASI) a las nueve pasás (PASADAS)
    y aquello fue la locura
    cuando nus (NOS) vieron llegar.

    Abrazos por la centura (CINTURA)
    besos, risas, manotás (MANOTAZOS)
    y angún repisco (ALGÚN PELLIZCO) que otro
    que le dieron al zagal.

    -Quieo (QUIERO) que veais mi ganao, (GANADO)
    que sé que sus (OS) va a gustar
    (dijo de pronto mi tío,
    en vez de dicir (DECIR) "a almorzar")

    Tomemos pa tor (ECHAMOS A ANDARR POR EL...) barranco,
    lleguemos (LLEGAMOS) a la hondoná  (HONDONADA)
    ande (DONDE) tenía mi tío
    toas (TODAS) las cabras careás (CAREADAS)
    y me ice (DICE): ¿Ves aquellas primalas?
    ¡toas (TODAS) están embarazás (EMBARAZADAS= PREÑADAS)!

    Principió (EMPEZÓ) a nombrarlas toas (TODAS)
    "La Morena", "La Salá",
    "La Clavellina", "La Nana",
    que yo esmallao (DESMAYADO) como estaba
    contestaba sin mirar.

    Nos fajemos (BAJAMOS) de la tierra
    a las dos aproximás (APROXIMADAS)
    y entonces dice ¡zagales!
    vinir que sus vi  (OS VOY...) a enseñar
    er (EL) bancal de los perales
    que tengo crillas (PATATAS) sembrás (SEMBRADAS).

    Su fuais venio (SI HUBIESEIS VENIDO) este verano
    ¡había unas brevas rayás (RAYADAS)
    y unos melones de año!...

    -¡La orden! qué barbaridá (BARBARIDAD)
    (dije yo por decir algo)
    ... y he tenío (HE TENIDO) una uva morá (MORADA)
    que eran los jranos de jordos (GRANOS DE GORDOS)
    como abercoques (ALBARICOQUES)  u (O) más.

    A cá (A CADA) cosa que él icía (DECÍA)
    yo icía (DECÍA) "qué barbaridá" (BARBARIDAD)
    y mi Jacintica que estaba
    sobre una higuera ajirmá (APOYADA)
    m'hacía (ME HACÍA) señas que tenía
    las rodillas añeblás. (EXHAUSTAS)

    En la boca que ponía
    le conocí lo demás...
    (y mi tío por el lindero
    cascando y venga cascar).

    Nus fimos pa la casica (NOS FUIMOS PARA LA CASA)
    sin parar de platicar
    y entonces dice mi tía
    venir que veáis mi pavá. (PAVADA= manada de pavos)

    Yo l'arreé  (DI) a mi Jacinta
    ar  (AL) descuido, una pisá (PISADA)
    y le igo (DIGO): ¡Échate ar (AL) suelo
    y di que estás mareá! (MAREADA)

    -N'hace farta (NO HACE FALTA) que me tire,
    que me caigo de verdá. (VERDAD)
    Antoces (ENTONCES) pilla (VA) mi tía
    y le dá una limoná. (LIMONADA)

    S'entra (ENTRA) mi tío pa (EN) la casa,
    s'echa (SE ECHA) la gorra pa trás (HACIA ATRÁS)
    y ice (DICE): "Ción" sube a la farsa...
    (yo digo pa (PARA) mi: "ya está")
    ... y abájale (BÁJALE) los retratos
    de la Isabel y el zagal.

    Yo, entoces, (ENTONCES) remataico, (ACABADO, AGOTADO)
    sin poderme enderezar
    voy y le igo (DIGO): "Tío Perico",
    ¿n'hablamos na (NO HABLAMOS NADA) de cenar?

    Y mi tí Perico, entoces, (ENTONCES)
    con la cara colorá (COLORADA)
    me ice (DICE): "Mira, sobrino,
    me tengo qu'avergonzao". (ME SIENTO AVERGONZADO)

    Afíjate (FÍJATE) en la tía Ción,
    ¡que está tamién (TAMBIÉN) afrentá! (AFRENTADA)
    Pero güeno, (BUENO) -digo yo-
    ¿por qe sus fais (OS VAIS) a apurar?
    ¡quien tíe (TIENE) un chino corgao (UN CERDO COLGADO)
    tiene la casa arreglá! (ARREGLADA)

    -Pos... sí... arrisulta... quer chino (PUES... SÍ... RESULTA... QUE EL  CERDO)
    nus lo... vamos comío ya. (NOS LO ... HEMOS COMIDO YA)
   -Pero... ¡por Dios! -dije yo-
    ¡eso es una animalá! (SAVAJADA)

    -Pos  si  (PUES SI) es que estábamos tos (TODOS)
    cinco días sin romear (RUMIAR)
    y en cuanto estuvo matao (MATADO)
    hicimos una fritá (FRITADA)
    con la saura, (SADURA) los bofos,
    los hígados, las lomás, (LOS LOMOS)
    manta y media de tocino
    y, como había poco pan,
    de los perniles (JAMONES) d'alante (DE DELANTE= DELANTEROS)
    l'echemos  (ECHAMOS) cuatro tajás. (TAJADAS)

    Con esto se pasó er (EL) día
    y a la noche, pa (PARA) cenar,
    echó la "Ción" en la olla
    los dos perniles d'atrás, (DE ATRÁS = TRASEROS)
    el rabo, las dos orejas,
    la cabeza y las papás (PAPADAS)
    y al otro día, por la mañana,
    en las migas, lo demás.

    -¡Güeno,(BUENO= BIEN) y si osté (USTED) me ice (DICE) esto
    arrimatao d'allegar, (AL MOMENTO DE LLEGAR)
    y antes de tanto paseo
    aquí no fuá pasao ná! (NO HUBIESE PASADO NADA)
    damos la güerta (VUELTA) en un velbo, (VERBO= PALABRA)
    vamos pa (PARA) Lorca ¡y ya está!

    Tiés (TIENES)  razón, sobrinico mío,...
    ¡Cosas que no son pensás!(PENSADAS)
 
    Autor:    Pedro Ruiz Fortes ("Juanillo el del Cabezo" )
Editado por la Concejalía de Turismo del E. Ayuntamiento de Lorca y la Asociación de Vecinos del Barrio de San José

GLOSARIO:

Arroba: en este caso se trata de una unidad de peso (11 kilogramos y medio). También existe la arroba de capacidad para líquidos.
Colodrillo: parte trasera del cuello, debajo de la nuca.
Zagalico: diminutivo de zagal. Es muy corriente en toda esta comarca la terminación -ICO como diminutivo. Su procedencia es aragonesa.
Crespillá: sólo he hallado el término "crespillo", que es un panecillo resultante de las sobras de la masa y propio de las zonas murcianas de Lorca y Cartagena. Este panecillo se daba a los niños para merendar. 
Migas: comida popular que tiene como base la harina de trigo o bien de maíz, a falta de la primera. Se trataba de una alimentación pobre, que con harina, agua, sal y aceite se cuece en una sartén, desmenuzando la masa en migas pequeñas. Se suele acompañar con los llamados "tropezones", cuando los había. Era la forma más común de alimentación en el campo. Hoy día se ha convertido para muchos en comida exquisita.
Chino: abreviación de cochino, cerdo, guarro, (en Latinoamérica "chancho").
Añeblás: abatidas, sin fuerza, exhaustas. (También atontado)
Romear: (variación de rumiar), masticar, comer

Manta de tocino: cada uno de los costados del cerdo. Al ser descuartizado, tras la matanza, las mantas de tocino, se rebañaban en sal y se colgaban para consumirlas poco a poco.
Careado/a: dirigidas, guiadas hacia un determinado lugar.
Cascar: hablar, chismorrear, darle a la lengua

Primala: este término se emplea para denominar a un animal, (en este caso hembra), que no está en sus primeros meses de vida pero que tampoco supera el año.

Pavada: bandada o manada de pavos

Apurar: acabar, terminar algo, poner fin a algo.

Bofo: sinónimo: fofo. Parte hueca, esponjosa, blanda y de poca densidad. Así se le denomina a la cavidad pulmonar de los animales en la variedad de habla de toda  esta comarca.
Ilustración de Vicente Ruiz Martínez