domingo, 23 de febrero de 2014

RELATOS PRESTADOS: "LAS TRES PROMESAS"


"RELATOS PRESTADOS" es un nuevo apartado con el que pretendo  enriquecer el blog de LA FUENTECICA. Son  colaboraciones bien de seguidores o bien de sólo lectores a los que, de antemano, muestro todo mi agradecimiento. Estas aportaciones tienen para mí una categoría especial por el interés e ilusión que los colaboradores han puesto en ello, por la gran valía de los relatos, y por ser historias, como tantas otras, surgidas de la fantasía, tal vez de sentimientos o de realidades de la vida, o de miedos, de sueños o de desesperanzas, o tal vez de anhelos inalcanzados, en diferentes lugares del mundo y en distintas circunstancias. Fruto de la fantasía o de la realidad, no importa, sirven para sumergir la imaginación  en lo desconocido y hacerla disfrutar con la belleza que conllevan.

Cada ser humano y cada pueblo transporta consigo recuerdos, vivencias y sabidurías dignos de ser conocidos, tanto por lo mucho que pueden aportar, no sólo de entretenimiento o pasatiempo, sino por la ayuda para visionar pinceladas de otros tiempos, de otras tierras, de otras formas de vivir.

Hoy, cuando las innovaciones, cambios y modas nos atropellan sin descanso, que ni tiempo nos dan para recuperarnos del bombardeo al que nos somete su constante e interesada propaganda o avance; cuando todo ello nos hace perder  la brújula de lo que debiera ser una más clara orientación de la vida, basada en la solidaridad, en  la justicia social, en la conservación y correcto mantenimiento del medio natural; cuando  tan atrapados estamos por lo virtual de las tecnologías, que ni nos permiten apreciar la realidad que nos circunda, que ni el vecino  nos importa, o  cuando el amigo lo es sólo si reviste algún interés; hoy, cuando renunciamos con la mayor indiferencia y menosprecio a aquello que constituyó pilar importante de nuestra cultura para acogernos a modismos que secuestran nuestras propias raíces, colonizan mentes y costumbres; hoy, aún restan personas no sometidas a esos nuevos estereotipos, sino que  prefieren conjugar la innovación con lo tradicional y de esa forma saborear todo aquello que enriquece el conocimiento, la imaginación, la fantasía y el humanismo.

Se inicia este apartado con el cuento "LAS TRES PROMESAS" aportado por José Antonio García Ramos.



José Antonio García Ramos, aparte de ser un excelente médico, es un enamorado de todo lo que forma parte del acervo cultural de esta tierra del Almanzora. Estudioso e investigador constante de todo lo referente a la medicina popular, no ha dejado de lado el estudio etnológico correspondiente a la provincia almeriense. Sus publicaciones, su participación en revistas y foros reflejan su inquietud, su entusiasmo y su entrega por dejar para generaciones futuras, no sólo el buen saber de la medicina, sino la forma de entenderla y practicarla tradicionalmente por parte de las gentes. A ello ha ido unida también una gran recopilación, por su parte, de diversas manifestaciones culturales de las gentes. Él me ha hecho llegar este cuento y a él debo, en gran medida, el nacimiento de este blog. Vaya por adelantado mi total agradecimiento.   


                LAS TRES PROMESAS                 

Dicen que cuando Cristo andaba por el mundo, un día que iba muy cansado se acercó  hasta una casa para pedir posada. El matrimonio, al escuchar la aldaba de la puerta, salió a ver de quién se trataba. Cristo, que iba totalmente desaliñado y extenuado por el cansancio, les pidió por favor que lo hospedaran por una noche. Ellos, aunque no sabían que se trataba del Señor, no  tuvieron inconveniente en dejarlo pasar, ofreciéndole la mejor cama que tenían. Bueno, en realidad sólo tenían una, y ellos, aquella noche, durmieron en el pajar. Al día siguiente el Señor, para compensarlos les dijo:

-Por lo generosos y buenos que habéis sido conmigo, podéis pedirme lo que queráis, que yo os lo concederé, pues yo soy Jesucristo. 

La mujer, que era muy comedida y prudente, le dijo:

-Señor, ¿qué voy a pedir yo? Sólo le pido que cuando me muera me dé "osté" la gloria.

A esto respondió el Señor que no se preocupase, que así se haría. Por su parte el marido fue más ambicioso y pidió al Señor tres cosas, diciéndole:

-Señor, yo quiero tres cosas: la primera es que donde yo me siente no me levante nadie, (ya que de todos los lugares donde se sentaba, lo levantaban y lo echaban). La segunda, Señor, es que todo lo que juegue, lo gane (pues siempre perdía en el juego). La tercera y última, Señor, es que todo el que se suba al peral que hay en la puerta, no se pueda bajar hasta que yo lo diga, (todos los años le quitaban las peras).

El Señor le dijo que no se preocupase, que así se haría, y se marchó. Pasó tiempo y un día se acercó por aquela casa la muerte. La invitó a sentarse y que descansase mientras él preparaba las maletas para el viaje. El hombre aprovechó para salir "pies, ¿para qué os quiero?", escapando a todo correr, pues sabía que la muerte no se levantaría así como así. Y, efectivamente,  la muerte bregó y bregó y hasta  pasados dos días  no pudo levantarse y salir huyendo como "alma que lleva el diablo".

Cuando vino por segunda vez, no quiso pasar a la casa, pues tenía miedo a ser engañada por aquel pillastres. Éste le dijo que mientras él se preparaba para el viaje que subiese ella al peral y cogiese una buena cesta de peras para el viaje. La muerte, ingenuamente, cayó en la trampa del hombre y subió al peral de donde no podía bajar. Ella le suplicaba que la dejase ir, pues había mucha gente esperándola. Pasados dos días él le permitió descender del árbol a la vez que huía a todo correr. Ella lo dejó ir y se marchó a visitar otros sitios donde tenía mucho trabajo.

Volvió la muerte por tercera vez, pero en esta ocasión fue muy precavida y,  tomándola por sorpresa, se  lo llevó.

El hombre le tenía dicho a su mujer que cuando muriera le echara una baraja en el bolsillo.  Ella así lo hizo.

Él no había sido bueno y fue de cabeza al infierno. Cuando ya llevaba allí varios días fue tomando confianza con el diablo al que desafió a un juego de cartas, diciéndole que si ganaba le dejara llevar todas las almas pecadoras al cielo, y si perdía él se quedaría en el infierno para siempre.  Así lo acordaron, riendo el diablo a grandes carcajadas, pues no imaginaba que existiese de por medio una promesa del Señor. Jugaron toda una noche y el diablo tuvo que rendirse, pues no llegó a ganar ni una sola partida, así que todas las almas del infierno marcharon, guiadas por el hombre, hacia el cielo.

-"¡Trac, trac!",- tocó el hombre en la puertas del cielo, pero nadie salía a abrir, hasta que por fin apareció San Pedro que, al verlo, le pidió la documentación y le dijo:

-Tú no puedes entrar aquí. Tu sitio es el infierno.

-Por favor le pido que, si a mi no,  al menos permita entrar a estos que vienen conmigo.

Al final, San Pedro, por no oírlo más, dejó pasar a los que le acompañaban, colándose el hombre en un descuido del santo y en un santiamén fue derecho a sentarse en su silla. Cuando San Pedro lo vio allí, montó en cólera y fue derecho a ver a Jesucristo y decirle que un sinvergüenza se había sentado en su silla. A lo que el Señor respondió:

-Pedro, lo siento, nada puedo hacer, pues le prometí que nadie lo levantaría del lugar donde se sentase y, como comprenderás, no puedo faltar a mi promesa.

Así fue como el jugador se quedó sentado en el sillón de San Pedro y éste anda dando vueltas de un lado para otro mascullando palabras que nadie entiende, pero todos imaginan. Y colorín colorado que el cuento se ha acabado.

Cuento popular

GLOSARIO:

"Osté": por usted. En el habla popular era normal la transformación de muchas palabras, creando un habla dialectal rica en expresiones y contenidos.
"Pies, ¿para qué os quiero?" : expresión que indica huida, escapada rápida, sin esperar a nada.
Bregar: afanarse, batallar, luchar por algo. 
Baraja: conjunto de naipes con las que se pueden realizar distintos juegos.
Mascullar: balbicir, murmullar, hablar entre dientes sin ser entendido.
           
                                
                                              Cartas de la baraja española 

martes, 24 de diciembre de 2013

EL REFRANERO

       EL REFRANERO (3ª parte)  

"Saber refranes poco cuesta y mucho vale"

Con esta tercera parte dedicada al refranero doy por concluido este elenco dentro de los innumerables refranes que fueron llegando, y aún llegan, a mi poder. Algunos de los mismos pueden confundirse con "dichos populares" que no responden a lo que se pueda considerar refrán propiamente dicho. Sea el lector quien decida la diferencia qué es refrán y lo que no. Yo, por no dilatar más mis enrevesadas peroratas y no recibir reprimenda como la que don Quijote dio a su escudero Sancho, pongo punto y final a los refranes que por esta tierra antaño, y aún hogaño, son empleados. 

-No más refranes, Sancho -dijo don Quijote- pues cualquiera de los que has dicho basta para dar  a entender tu pensamiento; y muchas veces  te he aconsejado que no seas tan pródigo de refranes  y que te vayas  a la mano en decirlos; pero paréceme que es predicar  en desierto, y "castígame mi madre y yo trompógelas".

-Paréceme -respondió Sancho- que vuesa merced es como lo que dicen : "Dijo la sartén a la caldera: Quítate allá ojinegra". Estáme reprehendiendo que no diga yo refranes y ensártalos vuesa merced de dos en dos.

-Mira, Sancho- respondió don Quijote-: yo traigo los refranes a propósito  y vienen cuando los digo como anillo al dedo; pero tráeslos tú tan por los cabellos, que los arrastras y no los guías; y si no me acuerdo mal, otra vez te he dicho que los refranes son sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios; y el refrán que no viene a propósito antes es disparate que sentencia. 

Miguel de Cervantes. El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha. "El Quijote II", Cap. Sexagésimo séptimo.

     SENTENCIAS Y REFLEXIONES

Cien refranes, cien verdades.
Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría.
La persona que es curiosa tiene un refrán para cada cosa.
Jamón cocido en vino, hace al viejo niño.
Quien langosta y caviar quiera, que afloje la billetera.
Quedarse como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando.
Quien lejos va a casar, o va engañado, o va a engañar.
Quien no se cansa, su ideal alcanza.
Quien ve romero y no lo coge, del mal que le venga no se enoje.
Jugador que se irrita no le cases con tu hija.
El mundo y sus atractivos, son botín de los más vivos.
Quien ayer peleaba sus doblones hoy se ve en la calle y sin calzones.
Quien carece de talento, echa siempre el mismo cuento.
Quien no quiere escuchar ruidos, que se tape los oídos.
En octubre, el enfermo que no se agarra, cae con la hoja de parra.
Octubre es un buen mes de historia y deja malas memorias.
No hay santo como san Bruno, que da ciento por uno.
Si quieres coger habas muchas, las sembrarás por san Lucas; y si bien, por san Miguel (29 de Septiembre)
De duelo se cubre, quien no sembró en octubre.
Octubre, las mejores frutas pudre.
Por San Atilano, la vendimia en la mano.
Por san Lucas, la níspola se despeluca.
Por san Augusto, el labrador pasa el susto.
Cuando San Galo llega la hora, la vaca en establo mora.
Ni tan adentro del horno que te quemes, ni tan afuera que te hieles.
No desdeñes consejo aunque seas muy sabio y viejo.
No hay plazo que no llegue ni deuda que no se pague.
Ni bebas agua que no veas, ni firmes cartas que no leas.
A cada cerdo le llega su San Martín.
Nunca es tarde para bien hacer; haz hoy lo que no hiciste ayer.
Más vale malo conocido que bueno por conocer.
Ama a quien no te ama, responde a quien no te llama, andarás carrera vana.
La conciencia es, a la vez, testigo, fiscal y juez.
Quien espera, desespera y se cansa de esperar.
El que roba a un ladrón tiene cien años de perdón.
Si da el cántaro en la piedra, o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro.
Contra el vicio de pedir hay la virtud de no dar.
No se pueden pedir peras al olmo.
Cuando el verano es invierno, y el invierno verano, nunca es buen año.
Con gente de mala casta ni amistad ni confianza.
Cabra que tira al monte, no hay cabrero que la guarde.
Con quien se va no se cuenta, tan siquiera se le mienta.
Cada puerta va bien en su quicio, y cada uno en su oficio.
Ausencia al más amigo, pronto lo pone en olvido.
Los caballos como las mujeres en manos de "tarugos" se echan a perder.
Cualquier hombre, hasta el más serio, antes cornudo que en el Cementerio.
Cada siete años se muda la condición, la costumbre y complexión.
Cada quien con su cada cual.
Cada uno extienda la pata hasta donde llegue la sábana
Para que le buscas tres pies al gato sabiendo que tiene cuatro.
Jamón empezado, pronto mediado; jamón mediado, pronto acabado.
A quien madruga Dios le ayuda.
El vino poco, trae ingenio; mucho, se lleva el seso.
Un detalle vale más que mil regalos.
Un detalle vale más que mil regalos.
Fácil es reprender la vida ajena, para quien no la tiene buena.
Nunca te enamores de alguien cuando a ciencia cierta no sabes quien 
La avaricia y la ambición, congelan al corazón.
La buena suerte se pasa, y el saber se queda en casa.
Relámpago al oriente, agua al día siguiente.
La gratitud es virtud, mas de los desgraciados que de los afortunados. 
De casa alacrán, sal fuera!... y que pique donde quiera.
Fiado y bien pagado, no disminuye estado.
La casa, la mujer la hace o deshace.
La experiencia no anda a prisa, ni tampoco se improvisa.
La contrición del pecado, no repara el mal causado.
La ciencia no es para el borrego, ni las velas son para ciego.
Del agua vertida, nunca toda recogida.
A la mujer y la picaza, lo que vieres en la plaza.
Fruta de sequero, mejor que fruta de riego.
Si tu vecino te alaba y felicita, en algo te necesita.
Una hora de alegría, es un año de buena vida.
La alegría es gran medicina, pero no se vende en la botica.
Comida de aldeanos, sin manteles, pero mucho y sano.
La mejor almohada es una conciencia tranquila.
El comer como el bailar, no tiene más que empezar.
La bebida moderada, es salud para el cuerpo y alegría para el alma.
Muchos son los que cantan, pero pocos cantando encantan.
La ciencia siempre es decente, y la ignorancia insolente.
Nadie se fíe de hombre que nunca ríe, ni de hombre que siempre ría.
A buen entendedor, pocas palabras bastan.
Quien bien ata, bien desata.
Come poco y cena más, duerme en alto y vivirás.
Quien  bien come y bien digiere, sólo de viejo se muere.
A buen entendedor, pocas palabras bastan.
Antes se coge a un embustero que a un cojo, pues las mentiras tienen las patas cortas.
Dime con quien andas y te diré quién eres.
Donde se saca y no se mete, el fin se le ve.
El que roba a un ladrón, cien años tiene de perdón.
Lo que no se llevan los ladrones, aparece  por los rincones.
Mucho decir para poco hacer
Por la boca muere el pez.
Quien  bien ata, bien desata.
Quien mal anda, mal acaba.
Quien más alto sube, más grande se da el porrazo.
Más vale ser cabeza de ratón que cola de león.
No hay mal que por bien no venga.
Bicho malo nunca muere.
A Dios rogando y con el mazo dando.
De enero a enero, el dinero para el gobierno.
Más vale malo conocido que bueno por conocer.
Donde las dan las toman.
Cada maestrillo tiene su librillo.
Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente.
Dime con quien andas y te diré quien eres.
Más vale un por si acaso que un si lo hubiera sabido..
Más vale un roto que un descosido.
A palabras necias, oídos sordos.
Ojos que no ven, corazón que no siente.
El ojo del amo engorda al caballo.
El que tonto fue a la guerra tonto vino de ella.
El que con niños se acuesta, meado se levanta.
El melón y el casamiento son un acertamiento.
El que poco sabe pronto lo reza.
Al viejo y al bancal, lo que se le pueda sacar
Gente pobre no necesita criados.
Carta echada no puede ser retirada.
Más hace la raposa que la curiosa.
El que ganó y calló, hizo lo que debió.
A más años, más pecados.
Quien avisa ,no es traidor.
Cuando lluvia cae, agua anuncia.
A quien nada teme, nada le espanta
La malicia hace sucias las cosas limpias.
Día vivido, día perdido.
Fe y verdad, en el cielo se sabrá.
El deseo hace hermoso lo feo.
Buen cazador, mal labrador.
Quien a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija.
Dime con quien andas y te diré quien eres.
Quien no se fía no es de fiar.
Más vale tener que desear.
Más hace el que quiere que el que puede.
Quien de joven no trabaja, de viejo duerme en la paja.
No es oro todo lo que reluce.
La riqueza por poco empieza.
Uno es rico con tres y otro con cien no lo es.
Un pobre estudiando y un rico durmiendo, éste va bajando y el pobre subiendo.
Lo que el agua trae, el agua lo lleva.
Cuando el río suena, agua lleva.
No por mucho madrugar amanece más temprano.
El que por su gusto es buey, hasta la coyunta lame.
Asno que entra en dehesa ajena, volverá cargado de leña.
Caro compró el que rogó.
A mal tiempo, buena cara.
Jinete chico en caballo grande, una pulga sobre un elefante.
Los errores del que cura, con la tierra han cobertura.
Caminito comenzado, es medio andado.
El buen libro, de las penas es alivio.
Mal de muchos, consuelo de tontos.
Si a tu marido quieres matar, dale caracoles por San Juan.
Después de perdido el barco, todos son pilotos.
Después de la libre ida, palos  a la madriguera.
Donde fuego hubo, rescoldos (ascuas) quedan.
Canta el grillo, canta la rana, lo que no se haga hoy, se hará mañana
                          
                                 

martes, 26 de noviembre de 2013

EL REFRANERO

    EL REFRANERO (2ª parte)  
                
     “Cien refranes, cien verdades.”

Continuando con el rico refranero en castellano,  tan diverso  y variado en su contenido, he tratado de exponer en esta  relación, aquellos que de alguna forma pretenden transmitir un consejo. En realidad cualquier refrán tiene como finalidad el aconsejar y orientar, pero los hay que de una forma más precisa nos recuerdan cómo debemos obrar. Son consejos sencillos, casi siempre universales, y que, llegados oportunamente, pueden ser útiles para un correcto proceder. No cabe soltarlos a troche y moche, en alarde de conocimiento de los mismos ni en retahíla orientativa, pues en tal caso no tendrían el efecto que se pretende.

Sobre tal cuestión bien que discutían don Quijote y Sancho, justificando éste último sus retahílas de refranes con estas palabras:

“Eso Dios lo puede remediar, …, porque sé más refranes que un libro, y viénenseme tantos juntos a la boca  cuando hablo, que riñen por salir unos con otros, pero  la lengua va arrojando los primeros que encuentra, aunque no vengan a pelo. Mas yo tendré cuenta de aquí en delante de decir los que convengan a la gravedad de mi cargo; que en casa llena presto se guisa la cena: y quien destaja no baraja; y a buen salvo está el que repica; y el dar y tener seso ha menester.”  …

A lo que replicó don Quijote: “Mira, Sancho, no te digo yo que parece mal un refrán  traído a propósito, pero cargar y ensartar  refranes a troche y moche, hace la plática desmayada y baja.”                           

                                 CONSEJOS

§         No desdeñes consejo, aunque seas muy sabio y viejo.
§         A quien madruga, Dios le ayuda.
§         Guarda hoy y tendrás para mañana.
§         Más vale pájaro en mano que ciento volando.
§         No dejes para mañana lo que puedas  hacer hoy.
§         El dinero es la carrera del infierno.
§         Agua que no has de beber, déjala correr.
§         Más vale hacer poco y bien que mucho y mal.
§         Guárdate de las aguas mansas (claras) que de las turbias ya me guardo yo.
§         Más vale solo que mal acompañado.
§         A las diez en la cama estés, mejor antes que después.
§         Hasta el treinta de mayo no te quites el sayo.
§         Nunca las uñas te muerdas, pues quizás los dedos pierdas.
§         Zapato malo, más vale en el pie que en la mano.
§         Agua corriente no mata  a la gente; agua detenida, mala bebida.
§         Quien tiene buen amigo, tiene un tesoro.
§         Piensa mal y acertarás.
§         Más vale prevenir que curar.
§         Más vale malo conocido que bueno por conocer.
§         Más vale pájaro en mano que ciento volando.
§         Haz bien y no mires a quien.
§         Ni bebas agua que no veas, ni firmes cartas que no leas.
§         Nunca es tarde para bien hacer; haz hoy lo que no hiciste ayer.
§         Ama a quien no te ama, responde a quien no te llama, andarás carrera vana.
§         A buen entendedor, pocas palabras bastan.
§         Con gente de mala casta, ni amistad ni confianza.
§         Con quien se va no se cuenta, ni tan siquiera se le mienta.
§         Cada puerta va bien en su quicio, y cada uno en su oficio.
§         Cada uno extienda la pata hasta donde llegue la sábana.
§         Fácil es reprender la vida ajena, para quien no la tiene buena.
§         Nunca te enamores de alguien cuando a ciencia cierta no sabes quien. 
§         De casa alacrán, sal fuera!... y que pique donde quiera.
§         Del agua vertida, nunca toda recogida.
§         Fruta de sequero, mejor que fruta de riego.
§         Si tu vecino te alaba y felicita, en algo te necesita.
§         La bebida moderada, es salud para el cuerpo y alegría para el alma.
§         Nadie se fíe de hombre que nunca ríe, ni de hombre que siempre ría.
§         Al desagradecido, desprecio y olvido.
§         Persigue la buena suerte, no esperes que venga a verte.
§         Pereza no es pobreza; pero por ahí se empieza.
§         Tres cosas necesita un hombre para ser feliz... una mujer, un libro y un amigo.
§         A casa del amigo rico, irás siendo requerido, y a casa del necesitado, irás sin ser llamado.
§         El que revisa lo que no debe, se entera de lo que no quiere.
§         Dale un pez a un hombre y comerá un día; enséñalo a pescar y comerá siempre.
§         Habla poco y anda grave, y parecerá que sabes.
§         Lo que con tus padres hagas, con tus hijos lo pagas.
§         De tus hijos sólo esperes, lo que con tus padres hicieres.
§         Bebe para olvidar, pero no te olvides de pagar.
§         Cuando tengas un convidado, añade algo a lo acostumbrado.
§         Piensa mal y acertarás.
§         A burro viejo, no le cambies el camino.
§         A caballo regalado no se le mira el diente.
§         Bebe el agua a chorro y el vino a sorbos.
§         Bestia sin cebada, nunca te dará buena cabalgada.
§         Antes te quedes manco, que eches una firma en blanco.
§         No te metas en pleito de marido y mujer, porque se arropan con la misma sábana.
§         Déjate de tanto refrán, y empieza a buscar el pan.
§         Si tienes pan para mayo y leña para abril, échate a dormir.
§         A tu hija más lista no la pierdas de vista.
§         Quien compra lo que no puede, venderá lo que no debe.
§         Donde menos lo esperas, salta la liebre.
§         Ni el más rico ni el más fuerte se han librado de la muerte.
§         Quien bien come y bien digiere, sólo de viejo se muere.
§         Guárdate de hombre que no hable y de perro que no ladre.
§         La buena suerte se pasa, y el saber se queda en casa.
§         La experiencia no anda aprisa, ni tampoco se improvisa.
§         Un día de alegría es un año de buena vida.
§         La mujer en el hogar, reina es a la que hay que amar.
§         Quien mal habla en tu ausencia, miedo tiene a tu presencia.
§         Palabras melosas, siempre engañosas.
§         Amor por interés, se acaba en un dos por tres.
§         No hay mayor pena que perder a una mujer buena.
§         La pereza, madre es de la pobreza.
§         Consejo es de sabios, perdonar injurias y olvidar agravios.
§         Échate a enfermar y verás quien te quiere bien y quien te quiere mal.
§         De lo que no veas, ni la mitad te creas.
§         Persigue la buena suerte, no esperes que venga a verte.
§         Cuando fueres por el camino no digas mal de tu enemigo.