"RELATOS PRESTADOS" es un nuevo apartado con el que pretendo enriquecer el blog de LA FUENTECICA. Son colaboraciones bien de seguidores o bien de sólo lectores a los que, de antemano, muestro todo mi agradecimiento. Estas aportaciones tienen para mí una categoría especial por el interés e ilusión que los colaboradores han puesto en ello, por la gran valía de los relatos, y por ser historias, como tantas otras, surgidas de la fantasía, tal vez de sentimientos o de realidades de la vida, o de miedos, de sueños o de desesperanzas, o tal vez de anhelos inalcanzados, en diferentes lugares del mundo y en distintas circunstancias. Fruto de la fantasía o de la realidad, no importa, sirven para sumergir la imaginación en lo desconocido y hacerla disfrutar con la belleza que conllevan.
Cada
ser humano y cada pueblo transporta consigo recuerdos, vivencias y
sabidurías dignos de ser conocidos, tanto por lo mucho que pueden
aportar, no sólo de entretenimiento o pasatiempo, sino por la ayuda para
visionar pinceladas de otros tiempos, de otras tierras, de otras formas
de vivir.
Hoy,
cuando las innovaciones, cambios y modas nos atropellan sin descanso,
que ni tiempo nos dan para recuperarnos del bombardeo al que nos somete
su constante e interesada propaganda o avance; cuando todo ello nos hace
perder la brújula de lo que debiera ser una más clara orientación de
la vida, basada en la solidaridad, en la justicia social, en la
conservación y correcto mantenimiento del medio natural; cuando tan
atrapados estamos por lo virtual de las tecnologías, que ni nos permiten
apreciar la realidad que nos circunda, que ni el vecino nos importa, o
cuando el amigo lo es sólo si reviste algún interés; hoy, cuando
renunciamos con la mayor indiferencia y menosprecio a aquello que
constituyó pilar importante de nuestra cultura para acogernos a modismos
que secuestran nuestras propias raíces, colonizan mentes y costumbres;
hoy, aún restan personas no sometidas a esos nuevos estereotipos, sino
que prefieren conjugar la innovación con lo tradicional y de esa forma
saborear todo aquello que enriquece el conocimiento, la imaginación, la
fantasía y el humanismo.
Se inicia este apartado con el cuento "LAS TRES PROMESAS" aportado por José Antonio García Ramos.
Se inicia este apartado con el cuento "LAS TRES PROMESAS" aportado por José Antonio García Ramos.
José Antonio García Ramos, aparte de ser un excelente médico, es un enamorado de todo lo que forma parte del acervo cultural de esta tierra del Almanzora. Estudioso e investigador constante de todo lo referente a la medicina popular, no ha dejado de lado el estudio etnológico correspondiente a la provincia almeriense. Sus publicaciones, su participación en revistas y foros reflejan su inquietud, su entusiasmo y su entrega por dejar para generaciones futuras, no sólo el buen saber de la medicina, sino la forma de entenderla y practicarla tradicionalmente por parte de las gentes. A ello ha ido unida también una gran recopilación, por su parte, de diversas manifestaciones culturales de las gentes. Él me ha hecho llegar este cuento y a él debo, en gran medida, el nacimiento de este blog. Vaya por adelantado mi total agradecimiento.
LAS TRES PROMESAS
Dicen que cuando Cristo andaba por el mundo, un día que iba muy cansado se acercó hasta una casa para pedir posada. El matrimonio, al escuchar la aldaba de la puerta, salió a ver de quién se trataba. Cristo, que iba totalmente desaliñado y extenuado por el cansancio, les pidió por favor que lo hospedaran por una noche. Ellos, aunque no sabían que se trataba del Señor, no tuvieron inconveniente en dejarlo pasar, ofreciéndole la mejor cama que tenían. Bueno, en realidad sólo tenían una, y ellos, aquella noche, durmieron en el pajar. Al día siguiente el Señor, para compensarlos les dijo:
-Por lo generosos y buenos que habéis sido conmigo, podéis pedirme lo que queráis, que yo os lo concederé, pues yo soy Jesucristo.
La mujer, que era muy comedida y prudente, le dijo:
-Señor, ¿qué voy a pedir yo? Sólo le pido que cuando me muera me dé "osté" la gloria.
A esto respondió el Señor que no se preocupase, que así se haría. Por su parte el marido fue más ambicioso y pidió al Señor tres cosas, diciéndole:
-Señor, yo quiero tres cosas: la primera es que donde yo me siente no me levante nadie, (ya que de todos los lugares donde se sentaba, lo levantaban y lo echaban). La segunda, Señor, es que todo lo que juegue, lo gane (pues siempre perdía en el juego). La tercera y última, Señor, es que todo el que se suba al peral que hay en la puerta, no se pueda bajar hasta que yo lo diga, (todos los años le quitaban las peras).
El Señor le dijo que no se preocupase, que así se haría, y se marchó. Pasó tiempo y un día se acercó por aquela casa la muerte. La invitó a sentarse y que descansase mientras él preparaba las maletas para el viaje. El hombre aprovechó para salir "pies, ¿para qué os quiero?", escapando a todo correr, pues sabía que la muerte no se levantaría así como así. Y, efectivamente, la muerte bregó y bregó y hasta pasados dos días no pudo levantarse y salir huyendo como "alma que lleva el diablo".
Cuando vino por segunda vez, no quiso pasar a la casa, pues tenía miedo a ser engañada por aquel pillastres. Éste le dijo que mientras él se preparaba para el viaje que subiese ella al peral y cogiese una buena cesta de peras para el viaje. La muerte, ingenuamente, cayó en la trampa del hombre y subió al peral de donde no podía bajar. Ella le suplicaba que la dejase ir, pues había mucha gente esperándola. Pasados dos días él le permitió descender del árbol a la vez que huía a todo correr. Ella lo dejó ir y se marchó a visitar otros sitios donde tenía mucho trabajo.
Volvió la muerte por tercera vez, pero en esta ocasión fue muy precavida y, tomándola por sorpresa, se lo llevó.
El hombre le tenía dicho a su mujer que cuando muriera le echara una baraja en el bolsillo. Ella así lo hizo.
Él no había sido bueno y fue de cabeza al infierno. Cuando ya llevaba allí varios días fue tomando confianza con el diablo al que desafió a un juego de cartas, diciéndole que si ganaba le dejara llevar todas las almas pecadoras al cielo, y si perdía él se quedaría en el infierno para siempre. Así lo acordaron, riendo el diablo a grandes carcajadas, pues no imaginaba que existiese de por medio una promesa del Señor. Jugaron toda una noche y el diablo tuvo que rendirse, pues no llegó a ganar ni una sola partida, así que todas las almas del infierno marcharon, guiadas por el hombre, hacia el cielo.
-"¡Trac, trac!",- tocó el hombre en la puertas del cielo, pero nadie salía a abrir, hasta que por fin apareció San Pedro que, al verlo, le pidió la documentación y le dijo:
-Tú no puedes entrar aquí. Tu sitio es el infierno.
-Por favor le pido que, si a mi no, al menos permita entrar a estos que vienen conmigo.
Al final, San Pedro, por no oírlo más, dejó pasar a los que le acompañaban, colándose el hombre en un descuido del santo y en un santiamén fue derecho a sentarse en su silla. Cuando San Pedro lo vio allí, montó en cólera y fue derecho a ver a Jesucristo y decirle que un sinvergüenza se había sentado en su silla. A lo que el Señor respondió:
-Pedro, lo siento, nada puedo hacer, pues le prometí que nadie lo levantaría del lugar donde se sentase y, como comprenderás, no puedo faltar a mi promesa.
Así fue como el jugador se quedó sentado en el sillón de San Pedro y éste anda dando vueltas de un lado para otro mascullando palabras que nadie entiende, pero todos imaginan. Y colorín colorado que el cuento se ha acabado.
Cuento popular
GLOSARIO:
"Osté": por usted. En el habla popular era normal la transformación de muchas palabras, creando un habla dialectal rica en expresiones y contenidos.
"Pies, ¿para qué os quiero?" : expresión que indica huida, escapada rápida, sin esperar a nada.
Bregar: afanarse, batallar, luchar por algo.
Baraja: conjunto de naipes con las que se pueden realizar distintos juegos.
Mascullar: balbicir, murmullar, hablar entre dientes sin ser entendido.