"¿Qué sería la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo?"
(Vincent Van Gogh)
A don Diego de la Caparrota de éste su agradecido deudo El Candil de la Fuentecica. Mi señor, debo confesar que nada fácil resulta recuperar de nuevo el ritmo tras los días de largas veladas y magníficos ratos de convivencia y disfrute transcurridos con familia y amigos en las fiestas más alegres del año, aunque para muchos vayan cargadas más bien de nostalgias y tristezas.
(Vincent Van Gogh)
A don Diego de la Caparrota de éste su agradecido deudo El Candil de la Fuentecica. Mi señor, debo confesar que nada fácil resulta recuperar de nuevo el ritmo tras los días de largas veladas y magníficos ratos de convivencia y disfrute transcurridos con familia y amigos en las fiestas más alegres del año, aunque para muchos vayan cargadas más bien de nostalgias y tristezas.
Ha sólo unos días debí acudir al mercado y confiésole que no por deseo, sino para acompañar y ayudar a mi abuelo en la ejecución de unos encarguillos que eran obligados. Para él, en llegando este día, la vida conviértese en fiesta, pues tanto es lo que le seduce el acudir que déjalo todo y, en arreglándose y preparando su borriquilla, sale hacia el pueblo con ansia tal que vuesa merced no puede imaginar. Y no crea que no es madrugador, pues ni aún el sol apuntaba, y ya íbamos de camino, aunque no pocos se nos habían adelantado.
En llegando a la rambla, encontrábase ésta como más solitaria y triste, pues la alegría de martes pasados había sido sustituida por rostros taciturnos y severos, como si en el ánimo apareciese marcado el futurible de un año que promete ser duro y severo.
Ya en subiendo por la Cuesta de Granada dejábanse apreciar espacios huecos de vendedores. Igualmente hallábanse la plaza y el resto de calles, apreciándose el descenso de ventas, de tratantes y marchantes, de trueques, de buscavidas, por todos lados.Y es que la vida no permite demasiadas alegrías ni holguras.
Pero, de entre los vendedores, los hay que nunca faltan a la cita y cada martes, con sol o lluvia, frío o calor, están ocupando un lugar tan importante como único, ofreciendo su mercancía. Refiérome en esta ocasión a un popular y singular personaje al que apodan “El Malhecho”. También le llaman “El Lila”. Y hasta hay quienes se refieren a él como “Perico el Manzano”. La verdad es que no sé con cuál de los nombres quedarme, aunque a mi entender, y habiendo quienes le llaman “Manuel”, sea realmente este último su verdadero nombre. Su mercancía es peculiar y llévala toda en una caja descubierta de madera, colgada al cuello, paseando éste su tenderete por toda la plaza. Tan peculiar como su tenderete es su forma de descansar, pues en cualquier rincón de la plaza podrá vuesa merced hallarlo en cuclillas y paréceme que para él toda silla está de sobra.
Ofrece a la venta piedras de mechero que según dice son “tan largas como las malas lenguas de este pueblo”. Porta asimismo mecheros de “los de contra viento y marea” y mercancías varias. Por estas fechas mi abuelo adquiérele siempre “El Zaragozano”. Es almanaque éste muy especial, pues amén de días, lunas, santos, ferias y fiestas, el famoso almanaquillo indica por igual dónde y cuántas serán las lluvias, vientos, granizos o nieves en toda España y para todo un año. A mi juicio es un poco timo tal adivinanza, pero todos lo adquieren y pasan el año comparando la predicción con la realidad, aunque éstas nunca se parecen. Esto no quita que, año tras año, él lo ofrezca y las gentes lo compren.
Quien tampoco faltaba a la cita, en su espacio de siempre,en la calle del Muro, era el ciego con sus coplas. Se le notaba cansado, tal vez por efecto del gélido vientecillo que afeitaba el rostro como afilada cuchilla cortante, o tal vez por lo pesado que dicen ser enero. Hoy cantaba una romance acerca de la valentía de un joven. Lo hacía de forma desganada y, no sé si por curiosidad o por compasión, lo he mercado y pienso le servirá para su colección a la que aún remitiré numerosos y significativos envíos. A su consideración dejo éste.
Su seguro servidor
El Candil de la Fuentecica.
LA VALENTÍA DE UN HIJO
A todo el que me esté oyendo
pido presten atención
para explicar este caso
que ha causado admiración.
De un matrimonio cristiano
que en Santander habitaban
por todo el mundo admirados
de lo bien que se llevaban.
Tenían un niño pequeño
que era toda su alegría
porque el pequeño y su padre
eran un haba partida.
Pero quiso la desgracia
de que esta felicidad
se convirtió en amargura
y penas en este hogar.
Vinieron los años malos
con las penas que originan
y Andrés "tubo" que marcharse
emigrado a la Argentina.
Ya sabes mujer querida
que me marcho al extranjero
y enseguida que yo gane
yo te mandaré dinero.
Y si es que Dios me libra
de este lejano viaje
verás mandarte dinero
enseguida que trabaje.
Cuando llegó a la Argentina
se colocó a trabajar
con una señora rica
y ganaba buen jornal.
Como era inteligente
joven y trabajador
la señora que era viuda
de Andrés prendada quedó.
Fueron tantas las riquezas
que le ofreció esta mujer
que olvidó hijo y esposa
padres y hermanos también.
Y la pobre de la esposa
lloraba con gran dolor
pensando en su pobre hijo
que su padre lo olvidó.
Cuando el niño fue mayor
le preguntaba a su madre
dime mamá por favor
si es que yo no tengo padre.
Y la madre le contesta
con un cariño sincero
sí pero nos olvidó
cuando marchó al extranjero.
Si es verdad que tengo padre
juro que lo he de buscar
si Dios me guarda la vida
en cuanto tenga la edad.
Llegó a los 18 años
y un día dice a su madre
mamá prepérese usted
que vamos en busca de padre.
Venderemos nuestra casa
y juntaremos dinero
y con rumbo a Buenos Aires
enseguida marcharemos.
Llegaron a Buenos Aires
y enseguida el muchacho
se dirigió a una hacienda
a ver si le dan trabajo.
Al verlo el patrón le dice
dime joven lo que entiendes
y yo te daré trabajo
si veo que me conviene.
Yo entiendo de agricultor
de albañil y de ganado
y el dueño le contesta
ya te encuentras colocado.
Dame nombre y apellidos
que lo tengo que anotar
en lista de los obreros
como cosa regular.
Me llamo Antonio Márquez
soy de Santander, España
mi padre Andrés Márquez
madre Agustina Ocaña.
Al oír estas palabras
aquel hombre se quedó
que parecía de mármol
sin aliento y sin color.
Vamos donde está tu madre
quiero pedirle perdón
y tú abraza a tu padre
hijo de mi corazón.
Agustina de mi alma
ha llegado ya el momento
que vuelvas en alegría
lo que fue padecimiento.
Vuelve a arreglar las maletas
ya se cumplió mi campaña
engañaré a la argentina
y nos iremos a España.
El engañó a la argentina,
le sacó muchas riquezas
con su mujer y su hijo
para Santander regresa.
Hoy cuenta este matrimonio
esta su plena aventura
que convirtió en alegría
todo lo que fue amargura.
Composición y letra Francisco Martínez
NOTA: Es copia exacta, sin cambio alguno en la transcripción del mismo.
GLOSARIO:
Velada: descanso que se hace durante la noche, antes de acostarse. Durante la misma, las gentes hablan, hacen juegos de cartas u otros o se cuentan historias.
Nostalgia: sentimiento de pena o tristeza que produce la ausencia de la patria o de las personas queridas.
Encarguillo: diminutivo de encargo. Uso frecuente de términos en el habla popular.
Apuntar el Sol: cuando el Sol va apareciendo por el horizonte, va saliendo.
Mercancía: artículos, géneros, existencias que están a la venta.
Tenderete: tenducho, puesto de venta, tiendecilla. Puesto de venta al por menor, instalado al aire libre.
Marchante: comerciante, traficante, negociante. Persona que comercia con algún artículo, que compra para después vender y ganar con ello.
Trueque: cambio, intercambio, permuta, canje, trapicheo.
Estar en cuclillas: sentarse apoyando las nalgas en los talones.
Piedras de mechero"Tan largas como las malas lenguas de este pueblo": finísima piedra que llevaba el encendedor en el interior y que servía para encender la yesca. Comparaba su longitud con la de las lenguas de las gentes habladoras del pueblo.
"Mechero contra todo viento y marea": la mecha ardía con más fuerza si soplaba el viento.
"El Zaragozano": típico calendario anual español que anunciaba el estado del tiempo, por semanas, a lo largo y ancho de toda España. Aún se vende en librerías y quioscos.
Mercar: comprar
Ser un haba partida: ser tan semejante que es igual a la otra persona.
Jornal: el trabajo que realiza un operario por día. Sueldo que cobra el trabajador por cada día de trabajo.
Hacienda: latifundio, finca, rancho, plantación
pertenencias, posesiones, predio, heredad, capital, bienes, fortuna. También fisco y tesoro público.
Mármol: roca metamórfica caliza o dolomítica, cristalina, de textura granulosa, translúcida en capas delgadas, susceptible de buen pulimento, que aparece mezclada frecuentemente con otros minerales que le dan colores y vetas diferentes.
Izquierda: Zaragozano Centro: El Malhecho en cuclillas
Derecha: mecheros de yesca
Izquierda: cantera de mármol Centro: ciego con romances
Derecha: hacienda