martes, 20 de marzo de 2012

LOS PASTORES Y LA ZORRA

"La ingenuidad es una fuerza que los astutos hacen mal en despreciar."
 (Arturo Graf)

 A mi señor mentor y bienhechor don Diego, de este su fiel discípulo, el Candil de la Fuentecita. Direle, don Diego que son éstos días en los que  la vida  transcurre sin agobios y, aunque el tiempo no se  detiene, sin embargo, apenas percibimos su paso, si no fuera porque acontecimientos hay que nos despiertan del letargo de una rutina soporífera.
Pregúntome a veces qué es realmente el tiempo y no hallo respuesta, salvo porque las  cosas cambian, las personas cambian o todo viene o va como un interminable desfile de nacer o morir, siendo en eso  en lo que aprecio que su paso nos engulle, como hiciera Cronos con sus hijos. Ahora mi mayor ansiedad anda por poner fin a mi tiempo de escuela, pues dice mi madre que, en acabando junio, no volveré y habré de continuar estudios lejos de aquí, ya que según el aprendiz de clérigo que me instruye durante los veranos, dice hallarme con preparación suficiente para superar el ingreso. Y no débese la preparación a la escuela, que en ésta poco o nada he avanzado, pues siempre, cada día, a la entrada, andamos con rezos, volvemos a rezar al rato y pasamos la última hora recitando oraciones como monótonos y repetitivos  papagayos. Allí lo nuestro es rezar, rellenando los intermedios con consignas, lecturas, dibujos y proclamas patrióticas, sin que haya más  interés por nosotros que el del adoctrinamiento. Pienso que débase a obsesión de la señora maestra o también influya el hecho de vivir en el campo, importando poco  que aprendamos, para así no escapar de este nuestro puro estado servil. Pídenos ella que estemos agradecidos por lo mucho que aprendemos. Paréceme burlesco, como lo del clérigo cerbatana con sus pupilos, e irrítame sobremanera. Así que  en lo que queda,  la soportaré  y andareme con prudencia y cuidado pues, a fe mía,  tiéneme algo de tirria, que no hay día que no me ande con monsergas y reprimendas, haciéndome cargar siempre con algún suplementario trabajo en castigo. Débase tal vez a mi rebeldía con tanto "padrenuestro", que con menos nos apañamos, siendo que en ocasiones no cállome, y póngola en aprieto pidiéndole echemos  más tiempo en aprender y menos en rezar.
Solemos ir cada día uno de nosotros a llenar un botijillo a la fuente para aliviar la  sed. Ha tan sólo unos días correspondíome ir y fue una liberación pues, por  el mucho aburrimiento que tanto rosario y letanía  me producen,  entretúveme en el encargo, poniéndome a charlar con  el tío “Media Libra”, hombre ya mayor, de gran sabiduría y entender,  que escabillaba unos présoles en  la era de un bancal junto a la fuente.  Así que lo vi, senteme en el ribazo y él  háblome, como si yo fuese otro viejo, de lo mal que se presenta la cosecha y de que la juventud habrá de  ir pensando en correr riesgos y buscar otros mundos si quiere sobrevivir. Comparolo con  lo que hacen muchos animales, ocurriéndosele poner como semejanza el riesgo que corrió una  zorra que, por tal de hallar sustento, viose comprometida ante el engaño de un águila.
A sabiendas de que la maestra me gruñería de lo lindo, pero por tal de no soportar sus  interminables oraciones,  preferí pedir al tío “Media Libra” me relatase el cuento.
Séntose el hombre en el ribazillo, complaciéndome con esta narración que de inmediato le envío y que es, a mi entender,  graciosísima y ejemplarizante para con los que a todo se atreven, aunque por la supervivencia, ...¿qué no haria cada uno de nosotros?
Despídese su leal deudo

El Candil de la Fuentecica 

               LOS PASTORES Y LA ZORRA

Había una vez una zorra que desesperada por el hambre buscaba algo que llevar  a la boca, pues hacía más de dos días que no probaba bocado. Iba oteando por el campo por si encontraba algo con que aliviar sus maltrecha tripa cuando, a todo esto pasó un águila volando, divisándola desde la altura. La comida era escasa para todos, pues eran años de escasez y malas cosechas y de todo faltaba, también comida para ellas. La zorra era más pilla  y astuta que la ingenua águila, y lo poco que por aquellas tierras había se lo zampaba ella, aunque el águila fuese más fuerte. Ésta, al verla, pensó que quizás sería la ocasión de quitarla de enmedio y, de esa forma, lo que la zorra se comía podría ser para ella, pues  no había manjar que no se lo robara y la pobre águila estaba pasando más hambre que mi abuela en Cuaresma. Sin pensarlo mucho  se dio la vuelta y  fue adonde estaba la zorra, diciéndole así:
-Comadre, ya veo que andas paseando muy ufana por el campo. ¿Quieres dar una vuelta conmigo y ver el mundo desde las alturas? A la vez quizás divises algún goloso manjar, pues nunca se sabe dónde poder hallarlo. 
La zorra cayó en la trampa y se subió a lomos del águla, con la intención no de ver el paisaje, sino para divisar desde arriba cualquier cosa que poder llevar a la boca.
Ya que había subido el águila muy arriba, muy arriba y la zorra temblaba de miedo, le dijo el águila:
-Comadre, ¿ves algo?
-¿Que, que, que, que……….que si veo algo? Pues claro que veo,- respondió ella.- Veo, veo, veo……veo un olivo.
El águila entonces aligeró el vuelo y subió mucho más alto. Cuando ya suponía que no se veía ni el suelo, preguntó de nuevo:
-Comadre, ¿ves algo?
-¡No, no, noooooo,…..no comadreeeee....! ¡No, no, noooo veo nada!
-Vale, comadre, vale, pues ahora asegúrate bien que estoy cansada y necesito sacudir las alas un poco.
Y claro, esa era la intención del águila, hacer que la zorra se despeñara y se matara. Así que empezó a sacudir y sacudir  las alas hasta que su comadre, que iba aguantando como podía, resbaló y empezó a caer y caer y caer. Y conforme iba cayendo, decía a grandes voces:
-¡Pastores, pastoreeees, poned mantas y mantoneeees que baja la Virgen de los Doloreeees!-Así una vez y otra.
Los pastores que vieron aquella figura bajando del cielo, creyeron que era cierto y pusieron todas sus mantas para que no le pasara nada, cayendo la zorra en blando, salvando así su pellejo. A la vez, como era muy astuta y los pastores estaban distraidos con lo sucedido ya que les parecía un milagro, atrapó un corderillo y se lo llevó para darse un buen banquete y aliviarse del terrible susto.
Desde aquel día la zorra aprendió bien la lección y jamás volvió a viajar  con su comadre el águla, pero, eso sí, en adelante le hizo cuantas diabluras pudo para vengarse de ella, dejándola sin comida y logrando que emigrara a  tierras muy lejanas, siendo sólo para ella lo poco que había. Y colorín colorado que el cuento se ha acabado.

GLOSARIO:

Cronos: en la mitología griega, dios del tiempo.El más joven de los Titanes, hijo de Gea, la Tierra y de Urano, el Cielo, destronó a su padre y engullía a sus propios hijos para no ser destronado.
Botijillo: diminutivo de "botijo", pequeña vasija abultada que se utiliza para contener agua y beberla a chorro. Es de arcilla porosa y lleva en la parte superior un asa y dos aberturas, una ancha para llenarla y otra en forma de espita para beber. También se le denomina "pitorro".
Escabillar:  término usado con el significado de quitar con una azadilla las malas hierbas de un terreno en cultivo.
Présoles: guisantes. Término de origen catalán y que en esta zona rural es usada comúnmente en lugar de guisantes.
Era de un bancal: se da esta denominación a cada una de las  partes en las que suele dividirse un bancal, mediante caballones, para su riego por inundación.
Clérigo cerbatana: clérigo en cuyo pupilaje estuvieron don Diego y su lacayo Pablos, el Buscón, y que se holgaba de darles bien de comer cuando en realidad los tenía muertos de hambre.
Tirria: odio o manía que se tiene a alguien o algo.
Monserga: impertinencia, sermón, charla pesada.
Gruñir: en este caso se utiliza como sinónimo de enfadarse y regañar con furia.
Otear: mirar, divisar, escudriñar.
Maltrecha tripa: tripa vacía, estropeada, dañada`por el hambre.
Ufana: arrogante, presumida.

       
      Izquierda: Cronos devorando a un hijo Centro: escabillando présoles
                           Derecha: botijo o pitorro


          
             Izquierda: el águla y la zorra   Centro: la zorra a lomos del águila
                                   Derecha: la zorra roba un cordero

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