"De virtud hay una especie, de maldad muchas". (Platón)
Del Candil de la Fuentecita a su bienhechor don Diego de la Caparrota.
Señor don Diego, llegado que me han fantásticas nuevas acerca de su mejora y que anda buscando el más correcto proceder para no sucumbir ante las alimañas que han puesto su paz y sacrificio diario al borde mismo de la postración ante la vida, congratularme debo de esa su actitud al entender que no peca de cobarde ni apocado, lo que da fe de que su espíritu jamás fue pusilánime. Y como bien le decía a vuesa merced en mi anterior misiva, mejor es que tomemos con ironía y broma la vida, que ésta dura poco, ( ya lo decían los romanos "tempus fugit"), que no el que nos abatamos ante la adversidad, más aún si la conciencia es recta y anda limpia, y seguro que tiempo llegará en el que estos agobios se puedan sortear.
Lo peor, don Diego, es cuando se oyen historias como la que éste su servidor escuchó cuando se dirigía a esa otra su segunda morada, ha unos días, para proseguir estudios de bachiller.
Lo peor, don Diego, es cuando se oyen historias como la que éste su servidor escuchó cuando se dirigía a esa otra su segunda morada, ha unos días, para proseguir estudios de bachiller.
Le cuento, mi señor, le cuento. Pues fue muy de mañana cuando mi abuelo acompañóme hasta el pueblo donde debía tomar la alsina de la “Poderosa”. Le explico: es éste un viejo trasto, un autobús de los tiempos de Maricastaña, con asientos de madera, hacia adelante y hacia atrás, que renquea y brama a la vez, en un querer y no poder constante. El viaje es largo y duro, pero no hay otro medio. En yendo por el camino que, por demás es harto angosto y muy ondulado, lo que hace que nuestro cuerpo quede tan magullado que en semanas no habrá mejoría posible, entre un grupo de mujeres se relataban unos hechos que, señor, ponen la carne de gallina y el corazón, de apretado, cabe en un puño. ¿Cómo puede haber mentes tan enfermizas, tan perversas que lleguen a ese extremo del crueldad? Pues bien, una de las susodichas mujeres, a su decir, había adquirido de un ciego esta historia en el mercado de Baza. Este servidor suplicóle a la tal señora le permitiera copiar el relato, pues éste ha conmocionado mi espíritu y el de todos los allí presentes, al igual que, con toda seguridad, conmoverá el suyo y, no le quepa duda de que conmovería el de la Humanidad toda si tuviese conocimiento del mismo. Pero, lea, lea, vuesa merced, que no es cuento lo que le digo.
Con perpetuo agradecimiento
El Candil de la Fuentecica
EL CRIMEN DE UN PADRE
Atención pido señores
un momento por favor
que ahora les voy a explicar
un suceso de dolor.
En la provincia de Burgos
hay un pueblo que se llama
Espinosa de los Monteros
nombrado por toda España.
Muy cerca de esta ciudad
en una aldea cercana
en muy buena posición
un matrimonio habitaba.
El cual tenía dos niñas
hermosas como azucenas
la mayor se llama Julia
y la más pequeña Elena.
La madre de aquellas niñas
era buena, era una santa
y con amor maternal
a sus hijas adoraba.
Pero en cambio su marido
era de malas entrañas
y a su esposa y a sus hijas
muy malos tratos les daba.
Así fue pasando el tiempo
hasta que al fin conoció
a una mujer de aquel pueblo
y de ella se enamoró.
Era una mujer mundana
sin alma ni corazón
y aquel padre sin conciencia
de ella ciego se prendó.
Y desde aquel triste día
este hombre sin corazón
a su esposa y a sus hijas
cruelmente maltrató.
Pero pasado algún tiempo
la pobre madre enfermaba
debido a los malos tratos
que aquel infame le daba.
Y al sentirse fallecer
esta madre desgraciada
transida por el dolor
amargamente lloraba.
Y abrazando a sus hijas
de esta manera exclamaba
que desgraciaditas nacisteis
hijitas de mis entrañas.
Y que solitas Dios dejó
hijas de mi corazón
en el mundo huerfanitas
sin amparo y sin amor.
Y diciendo estas palabras
a sus hijas besó
y ahogada por la pena
en sus brazos expiró.
Adios madre de mi alma
las dos niñas exclamaban
que solitas nos dejaste
en el mundo desgraciadas.
Y entrando en la habitación
aquel padre sin entrañas
a las pobrecitas niñas
de su madre separaba.
Al cabo de algunos días
el infame se marcha
a casa de su querida
y de esta manera le habla.
Ya sabes que estamos libres
que es lo que yo deseaba
y ya podemos casarnos
antes hoy que no mañana.
Pues eso no puede ser
le replicó la malvada
pues sabes que entre los dos
una barrera se alza.
Y entre nosotros todo
desde ahora ha terminado
mientras vivan tus hijas
no podemos ser casados.
Ya sé que tú a mí me quieres
como yo te quiero a ti
pero tus hijas me estorban
y nunca seré feliz.
Tú por eso no te apures
le contestó aquel infame
a mis hijas yo me encargo
de quitarlas de delante.
Y ya libres de las niñas
nos vamos al extranjero
y allí felices los dos
nos casamos al momento.
Ya muy entrada la noche
aquel padre sin entrañas
se marchó para su casa
con intenciones malvadas.
Y cogiendo un gran cuchillo
que en la cocina se hallaba
penetró en la habitación
donde las niñas descansaban.
Y aquel padre criminal
sin alma ni corazón
a sus inocentes hijas
vilmente asesinó.
En su última agonía
la niña mayor exclama
por qué nos quitas la vida
papaito de mi alma.
Sin escuchar los lamentos
de las pobrecitas niñas
aquel corazón de hiena
allí las dejó sin vida.
Y muy tranquilo y sereno
hacia la huerta marchó
como si nada pasara
allí un hoyo cavó.
Y antes que saliera el día
a las dos niñas cogió
con toda tranquilidad
en el hoyo las metió.
Pero pasados unos días
los vecinos más cercanos
al no ver salir las niñas
de pronto le preguntaron.
Que donde estaban las niñas
y el criminal contestó
que una parienta lejana
ayer tarde se las llevó.
Sospechando los vecinos
que aquello no era cierto
a dar parte a la justicia
se dirigen al momento.
Pronto las autoridades
registraron la casa
pero por más que buscaron
allí no encontraron nada.
Pero al pasar por la huerta
un vecino se fijó
que había tierra removida
y de pronto contestó.
Aquí hay tierra movida
hay que cavarla enseguida
y al poco tiempo encontraron
los cadáveres de las niñas.
Al ver aquel triste cuadro
atónitos se quedaron
sin poder hablar palabra
llenos de horror y de espanto.
Pronto las autoridades
detienen aquel malvado
y los vecinos pedían
que debiera ser ahorcado.
Y aquí termina la historia
de este caso criminal
que ha causado sensación
en toda la vecindad.
(Autor desconocido)
NOTA: el texto es copia axacta de su original, con errores incluidos.
(Autor desconocido)
NOTA: el texto es copia axacta de su original, con errores incluidos.
GLOSARIO:
Alimaña: fiera, animal. Persona mala y perversa.
Pusilánime: cobarde, miedoso. falto de ánimo para soportar desgracias.
Renquear: agotarse, cansarse, fatigarse.
Bramar: atronar, retumbar con fuerza, producir sonidos ensordecedores.
Angosto: estrecho
Poner carne de gallina: fenómeno producido por ciertas sensaciones o emociones, que da a la piel humana el aspecto de piel de gallina desplumada.
Tener el corazón en un puño: indica gran angustia o ansiedad.
Tiempos de Maricastaña: expresión popular que sidnifica tiempo muy remoto, sin especificar.
Conmocionar: emocionar, impresionar, conmover.
Ser de (o tener) buenas o malas entrañas: tener buenos o malos sentimientos.
Pusilánime: cobarde, miedoso. falto de ánimo para soportar desgracias.
Renquear: agotarse, cansarse, fatigarse.
Bramar: atronar, retumbar con fuerza, producir sonidos ensordecedores.
Angosto: estrecho
Poner carne de gallina: fenómeno producido por ciertas sensaciones o emociones, que da a la piel humana el aspecto de piel de gallina desplumada.
Tener el corazón en un puño: indica gran angustia o ansiedad.
Tiempos de Maricastaña: expresión popular que sidnifica tiempo muy remoto, sin especificar.
Conmocionar: emocionar, impresionar, conmover.
Ser de (o tener) buenas o malas entrañas: tener buenos o malos sentimientos.
Mujer mundana: mujer que lleva mala vida o también mujer que es meretriz.
Infame: malo, perverso, miserable.
Transida: muy angustiada y abatida por el sufrimiento
Hiena: (del griego HYAENIDAE) es una familia de mamíferos carnívoros. Es carroñera. Vive en África, entre el monte bajo y la setepa.
Dar parte a la justicia: poner un hecho en conocimiento de los jueces.
Quedarse atónito: quedarse pasmado, sin habla
"La Poderosa" Tiempos de Maricastaña
Ponérsele a uno Hiena
carne de gallina
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