miércoles, 21 de diciembre de 2011

EL CUENTO DEL PERAL


El humor y la fiesta revelan que hay siempre una reserva de sentido que todavía nos permite vivir y sonreír.  (Leonardo Boff)

Mi señor don Diego de la Caparrota, este su pupilo ha sentido gran satisfacción al leer su misiva en la que dice hallar abundantes historias, cuentos y leyendas que ir agregando a su ya extenso repertorio y ruégame encarecidamente le traslade algunas de las que por aquí se escuchan, a la vez que le refiera cuáles sean las costumbres más usuales en estas prodigiosas fechas. Le diré, mi señor, que son especiales, pues las calles mismas delatan la cercanía de la fiesta y nótase sobremanera por el aroma característico del frangollo, consistente éste en los muchos y muy variadas dulces y tortas de navidad que, en un ajetreo constante, las mujeres llevan y traen  hasta el horno en el que las cuecen. Es un ir y venir permanente, y niños y mayores empiezan ya  a disfrutar  de lo lindo con el preludio de la fiesta. Fuera como si de golpe se produjese un estallido de alegría desbordante, de esperanza, de sueños que habían permanecido ocultos el resto del año. Contágiase todo de este entusiasmo envolvente mientras dura las fiesta que, como bien sabe su merced, ha de alcanzar hasta Reyes.
En este tiempo el mismo trabajo se paraliza o aletarga, y pienso que hasta los animales colaboran en ello no exigiendo demasiado a sus dueños. El bullir de las gentes sólo se ve en las reuniones familiares, en los juegos de niños o en los de mayores. Enzárzanse éstos en juegos varios, siendo los más frecuentes los de cartas. Los niños, con su griterío, alegran y ensordecen la calle divirtiéndose con mil juegos diferentes.
Llegada la noche, suelen  mozos y mozas acudir a los bailes que siempre se hacen en casa de algún vecino, siendo allí donde pueda que surja alguna parentela. Pero eso sí, mi señor don Diego, las mozas nunca líbranse de la carabina de la madre que, como buena guardiana se colocará sentada junto a la pared, comadreando con otras, a la vez que sometiendo los bailes de la hija a una severa y estrecha vigilancia. Y son, mi señor,  las Cuadrillas de Ánimas o algún acordeonista, quienes  amenizan muy alegremente la velada, prolongándose ésta casi hasta llegada la madrugada. Tampoco escasean, don Diego,  las reuniones de familiares y amigos en torno a la lumbre, siendo aquí donde las más bellas historias van haciendo su aparición. Y hablando de historias, relátole una que paréceme  encantadora y que contóme mi madre mientras esperábamos el cocimiento del amasijo, ha sólo unos días. Así que diríase que también es de reciente hornada. Trátase del malvado “Hombre del Saco”, de quien, a buen seguro, habrá oído hablar. Y ya de seguido he de pasar a preparar otros relatos que sírvanle de información sobre costumbres en esta villa y de historias que han de recrearle su tiempo de ocio y descanso.
Eternamente agradecido

El Candil de la Fuentecica

                            
                       EL CUENTO DEL PERAL

Había una vez un matrimonio muy pobre, muy pobre que tenía tres hijos, dos niños y una niña. Un día los mandaron al monte a por leña, para  venderla en la aldea y  así ir   sacando algo para el sustento ya que ni para comer tenían.
Los niños, tal y como les habían mandado los padres, se marcharon a un cerro lejano, lejano, pero en el que había muchos árboles, muchas bojas y muchas albaidas con las que poder  hacer un hacecillo en poco tiempo y así regresar antes a casa, ya que  era invierno, el frío arreciaba y pronto se echaría  la noche encima.
Estaban ya los tres hermanicos preparando el hacecillo cuando apareció un hombre muy malo al que todos conocían como el “Hombre del Saco”. Y es que llevaba un saco en el que metía a los niños para después llevarlos por casas, mercados y ferias.
Los tres echaron a correr todo lo que podían. Pero la niña podía menos ya que estaba cojica y a malas penas avanzaba atropelladamente, pues se   resbalaba a cada paso. Sus hermanos ni siquiera miraron para atrás, y ellos trataron de salvar su pellejo, sin pensar en la hermanica y se subieron en un peral que hallaron en su carrera. Así que el hombre en un momento alcanzó a la niña y la metió en su saco. Se la llevó muy lejos, muy lejos y cuando llegaba a una casa para pedir limosna, o a una plaza o a un mercado, decía:
-¡Señoras y señores, grandes y chicos, miren y escuchen lo que llevo aquí! Ya verán como mi saquico canta. Pero antes deben darme comida y dinero.
-Vale-, le contestaban-. pero sólo se lo daremos si primeramente oímos lo que lleva.
Entonces él cogía un gran palo que llevaba y dando golpes en el saco, decía:

                               “Canta, cojica, canta,
                                que si no te doy con la palanca.
                                Canta, cojica, canta,
                                que si no te doy con la palanca.” 

Eso es lo que hacía el Hombre del Saco una y otra vez y, claro, la niña, que no tenía más remedio que cantar para no morir apaleada, cantaba diciendo:

                               “Malditos sean mis hermanos,
                                que en el peral se han subido
                                y en llagando El tío del Saco
                                en su morral me ha metido.”

Así, siempre de un lado para otro, iba pidiendo limosna y la gente se la daba, no pensando nunca en que  pudiera ser una niña lo que en el saco había. Cuando ya había andado por todos los cortijos de la zona y  sacado mucho dinero  en limosnas, decidió ir al pueblo más cercano. Al llegar, se fue derecho a la posada y pidió hospedarse aquella noche. Una vez que los posaderos le asignaron el lugar en el que podría dormir él pensó ir a la taberna, dejando el saco en un rincón de la posada.
Llevaba un buen rato el saco allí y los posaderos y sus hijos no le quitaban ojo, pues el saco no paraba de moverse. Tan ansiosos estaban por saber qué habría dentro que decidieron abrirlo antes de que el hombre volviera. La sorpresa, al ver a una niña rubia, preciosa, fue tan grande que quedaron completamente mudos, sin habla. Cuando ya reaccionaron, le preguntaron a la niña por qué estaba allí y ella les contó todo lo que había pasado y cómo el hombre la amenazaba para que no dijera nada. Los posaderos no sabían qué hacer para librarla de semejante monstruo. Lo único que se les ocurrió, pues aún era de día, fue mandar a sus hijos al campo a cazar todo tipo de bichos, como culebras, alacranes, ratas, lagartos,… para meterlos en lugar de la niña. Y así lo hicieron, poniéndola a salvo a ella.
Al día siguiente el hombre se echó el saco a cuestas y  emprendió la marcha para ir  de un lado a otro, de puerta en puerta y de mercado en mercado nuevamente. Al llegar a la primera puerta, empezó a dar golpes al saco y,…¡para qué contar cómo se pusieron todos aquellos bichos de revolucionados y rabiosos! Él, que no había descubierto aún la trampa que los posaderos le habían hecho, decía dando palos y más palos:
                              “Canta, cojica, canta,
                               que si no te doy con la palanca”
                               Canta, cojica, canta,
                               que si no te doy con la palanca.”
Pero, ¡que si quieres!, pues de allí lo único que salía eran silbidos y ruidos estruendosos que ponían los pelos de punta, y el saco hasta se movía solo del mucho alboroto que se formó dentro. Ante aquel desconcierto, no se le ocurrió al hombre otra cosa que abrirlo y eso fue su perdición, pues toda aquella multitud de pequeñas fieras se  abalanzó sobre él y lo mataron, mordiéndole y picándole por todas partes.
Mientras, los pasaderos buscaron a los padres de la niña, que era de un lugar muy remoto y se la entregaron sana y libre de aquel ser malvado que había sido “El Hombre del Saco”. Y en adelante,… todos fueron felices, felices y comieron perdices, y a mí no me deieron porque no quisieron.

GLOSARIO:

Pupilo: protegido, alumno, discípulo
Frangollo: así se denominaba al amasijo de dulces navideños en esta zona de Andalucía
Torta de Navidad: es un pan de aceite. Está elaborada con harina, aceite, azúcar, granos de matalauva y hay quienes le ponen algo de patata cocida.
Ajetreo: trajín, movimiento, trabajo, ir de un lado para otro sin parar.
Preludio: anticipo de algo. Lo que antecede.
Bullir: movimiento de un lado para otro de personas o animales.
Brisca, julepe, “subastao”, tute, truco, ronda, relinchón: diversos juegos de cartas con la baraja española.
Carabina de la madre: las madres solían ir, como si fuesen una escopeta, al lado de las hijas para controlar todo lo que hacían y con quién.
Cuadrillas de Ánimas: antiguos grupos musicales en algunas parroquias que en Navidad tocaban villancicos, pedían el aguilando (o “Aguinaldo”) y  también hacían bailes durante las noches. Generalmente eran bailes subastados y el dinero obtenido pasaba a beneficio de la parroquia. (En esta zona a la Navidad se la conocía con el nombre de Pascua de Navidad)
Amasijo: consiste en amasar y poner las cosas necesarias para ello.
Cerro: monte bajo, de no mucha altura
Boja: denominación común que se da a varias matas semileñosas de monte bajo
Albaida: Planta de la familia de las Papilionáceas, (Anthyllis cytisoides ) de seis a ocho decímetros de altura, muy ramosa, con las ramas y las hojas blanquecinas y flores pequeñas y amarillas que se abren en la primavera.
Hermanico: es un diminutivo cariñoso de hermano. La terminación “-ico” es de origen aragonés y es de uso frecuente en esta zona. Ello es debido a la repoblación tras la reconquista.
Hacecillo: es un diminutivo en tono afectivo de haz. Es un sufijo “-illo” de gran uso en Andalucía.
Morral: saco o mochila que usan los cazadores,soldados o pastores para echar la caza,llevar provisiones o transportar alguna ropa.
Taberna:  Una taberna es un establecimiento de hostelería de antigua tradición, que sirve comida y bebida. Son típicas y famosas las tabernas vascas.                                                                                                                                                                              
Cortijo: casa típica andaluza de campo.
Posada: hospedería, mesón, fonda, albergue en un camino o población.
Bicho: alimaña, animal pequeño y generalmente dañino.
Limosna: donativo, ayuda que se da a un pobre o a la Iglesia.
Culebra: serpiente pequeña, generalmente no dañina.
Alacrán: arácnido con cuatro pares de patas y la parte posterior en forma de cola que acaba en un aguijón venenoso. (Escorpión)
Echar a cuestas: cargar algo a la espalda
Ponerse los pelos de punta: ponerse el vello erizado por miedo, sobresalto o situación impactante.

              

                  
  Arriba izquierda: tortas de Navidad    Arriba centro: Cuadrilla de Ánimas
                                      Arriba derecha: juego de cartas
  Abajo izquierda: cortijo                        Abajo centro: albaida
                                      Abajo derecha: posada                          

miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL VILLANCICO DE LA ABUELA

“En Navidad regala siempre una sonrisa. Será el mejor regalo”

VILLANCICO

Del Candil de la Fuentecita a su bienhechor don Diego de la Caparrota. Mi señor, hoy me dirijo a vuesa merced con gran pesar y profunda tristeza, pues llegado me han dolorosas noticias acerca de la decaída salud en la que, al parecer, hállase mi pobre abuela. Comunicado me han el estado de postración en el que está y, a fe mía, que la enfermedad que la aqueja no es de las consideradas sin remedio, aunque sí para los pobres, pues bien se sabe que los que de todo carecemos, todo estános limitado, también la salud. De cierto es que la muerte a todos viene por igual, pero los poderosos trátanse debidamente siempre que de ello han necesidad. Y es que ellos, mi señor, puédenlo todo, pues de todo son dueños: suyas las leyes, suyas haciendas y riquezas, y hasta el mismo Dios suyo es, pues de su nombre sírvense las más de las veces para explotación del menesteroso. ¿Qué déjannos a los pobres? ¿Qué más aparte del conformismo y la resignación?
Infinitas lágrimas empáñanme el rostro, sin poderlas contener, sintiendo impotencia y desánimo, no tanto por lo inevitable que a todo humano espera, sino por la mezquindad de aquellos a quienes nada falta, pero nada hacen por eliminar la injusticia, sino agrandarla más y más con su egoismo. Es por ello, señor, que mi alma se rebela, aunque no para pedir que los opulentos sean pobres, sino que su avaricia no hunda al mundo, no haga derramar tanta lágrima en los que nada tienen, cuando a ellos tanto sobra. Aunque sepa una cosa, señor, paréceme más feliz el pobre, aunque sólo de un mendrugo de pan disponga, que el rico con todos sus tesoros.
Pero apéname ahora imaginar a mi bondadosa abuela y recuérdola recitándome siempre por estas fechas un bello villancico que hacíame imaginar a los personajes de forma real, a la vez que sentíame envuelto en un ambiente navideño que todo lo iba impregnando con un mensaje de alegría y solidaridad entre los seres humanos. Y tampoco volverá ya a aparecer le Cestilla de Reyes que siempre dejábanme los Magos, por mandato suyo, junto a la cantarera. Era mi único regalo. ¡Qué maravillosa es la ingenuidad y la inocencia cuando se es niño, don Diego!
De seguro que será ésta una navidad triste para mí, si es que haylas alegres, pues bien se sabe que el alma tan pronto flota en grandes euforias como, en breve, tornánse éstas en desánimo y nostalgia.
Mi señor, envíole el villancico para que lo ponga en su tratado de lecturas antiguas y, a la vez, deseo sea la suya una Navidad colmada de auténtica alegría, de amor y de paz junto a los que le rodean. ¡Ah!...y no se olvide nunca de los que en el mundo sufren, están solos, pasan hambre y enfermedad. De seguro que será así.
Sea ésta mi felicitación para vuesa merced y para los nobles y buenos de espíritu.
Su siempre servidor.

El Candil de la Fuentecica


                          VILLANCICO

                   Aproximarse a escuchar
                   estos nuevos villancicos
                   que sirven para pasar
                   la Noche Buena un ratico.

                   Con un buen pan de aceite,
                   buenos mantecados,
                   un pavo relleno
                   y la bota a un lado.

                   Una noche en su aposento
                   soñó la Virgen María
                   que el Hijo del Padre Eterno
                   en su vientre encarnaría.

                   La Virgen decía:
                   "¿Será verdad esto?"
                   Y una voz le dijo:
                   "Señora, es muy cierto."

                   "¿De quién es esa voz tan dulce
                     que de señora me trata,
                     no mereciendo yo
                     tan altisima alabanza?"

                    "Merecéis ser señora,
                     y más también,
                     pues seréis la madre
                     del Dios de Israel."

                     San José vio que a su esposa
                     el vientre le aumentaba
                     y comenzó a tomarle celos
                     sin saber lo que pasaba.

                     San José dijo a su esposa:
                    "Dime qué te ha sucedido,
                     que has faltado al juramento
                     que al pie del altar hicimos."

                     La Virgen decía:
                    "No te puedo hablar,
                     ya llegará el día
                     en el que te enterarás."

                     San José dijo a la Virgen:
                     "Me voy a tener que ir,
                      que no quiero que la gente
                      hable mal de tí y de mí."

                     San José cogió su ropa
                      y salió de la ciudad
                      y oyó una voz que decía:
                     "Dime José adonde vas."

                     Y vio que un ángel
                      se le puso al lado:
                     "José, desecha esos celos
                      que de tu esposa has tomado.
                      Ella es limpia y pura
                      y concibió sin pecado.
                      José, márchate a tu casa
                      que lo que lleva en el vientre
                      no es obra de varón,
                      que ha sido elegida
                      por el Padre Eterno,
                      para ser la Madre
                      del Rey de los Cielos".

                      San José llegó a su casa
                      y a los pies de su esposa se arrodilló.
                     "Me arrodillo, esposa mía,
                     sin levantarme de aquí,
                      hasta que no me perdones
                      lo mucho que te ofendí.
                      Perdóname, reina,
                      entre las mujeres,
                      bendito es el fruto
                      que en el vientre tienes."

                      "José, ya sabes que el niño
                       ha de nacer en Belén.
                       Ten tus cosas preparadas
                       que esta noche haremos
                       la primer jornada."

                        La Virgen y San José
                        empiezan a caminar
                        mas la escarcha que caía
                        no los dejaba andar.

                        Y tan grande era el frío
                        que la marcha era pesada,
                        pero pronto vieron una luz
                        que bastante cerca estaba.

                       " Vamos a llamar
                        a aquella posada,
                        que nos echen lumbre,
                        que estarás helada."

                        Llegó San José y llamó:
                       "Abre, mesonero mío,
                        que traigo a mi esposa aquí
                        y viene muerta de frío".
                       "No se puede abrir,
                        si sabéis que hace frío,
                        ¿para qué salís?"
                       "Abre la puerta por Dios,
                        y descansaremos un rato."
                        Y contestó el mesonero:
                       "Yo ahora no me levanto".

                        Y al rato se levantó,
                        a los mulos comida echar,
                        pues al siguiente día
                        tenía que ir a labrar.

                       Al echarse al suelo
                       el candil se apagó,
                       se pegó un porrazo
                       y se "escalabró".

                       Como Dios le dio a entender,
                       nuevamente la luz encendió,
                       pero al entrar en la cuadra,
                       una coz la mula le dio.

                       Salió dando gritos
                       tan acelerado
                       que pisó la perra
                       y le dio un bocado.

                       Al saber la mesonera
                       que San José había llamado,
                       fue adonde estaba su esposo
                       y lo encontró ensangrentado.

                       "Dios te ha castigado,
                        malos pensamientos,
                        por llamar la Virgen
                        y no haber abierto."

                       A otra puerta más arriba
                       llegó San José y llamó
                       y sin preguntar quien era,
                       el amo la puerta abrió.

                      "Pasen para adentro
                        que la noche es fría,
                        caliéntense ustedes,
                        que hay lumbre encendida."

                        La Virgen y San José
                        con gusto se calentaron,
                        y al despedirse a otro día,
                        estas palabras hablaron.

                       "Muchas gracias, amos,
                        queden ustedes con Dios,
                        y que Dios les premie
                        su buen corazón."

                      "Ya nos falta muy poco
                        para llegar a Belén,
                        Jesús, ¡qué cansada estoy!"
                        le dijo María a José.

                       San José le dijo:
                      "Ya se ve el portal,
                       pronto llegaremos
                       y descansarás."

                      Los pastores que supieron
                      que el Niño nació en Belén,
                      se dejaron el ganado
                      y apretaron a correr.

                      Prepararon una fiesta
                      que es lo que hubo que ver:
                      zambombas, platillos, panderos,
                      sonajas y muchos cencerros.

                      Un pastor abrazó al Niño
                      y le dijo: "¡Qué salado!
                      ¿vendrás cuando seas grande
                      a cuidar de mi ganado?"

                      Todos los pastores
                      mil fiestas hacían
                      y el Hijo de Dios
                      con ellos reía.

                     Al que compre un papel
                     de estos en la Pascua
                     le dará Dios
                     diez cuerdas de longaniza,
                     veinte duros y un jamón,
                     lomo, sadura, morcilla, tocino,
                     de pan cuatro arrobas
                     y siete de vino.

                                                 Autor desconocido

GLOSARIO:

Mendrugo: pedazo de pan muy duro.
"Aproximarse": desviación que se produce en el habla del imperativo "aproximaos".
Villancico: la palabra quiere decir “canción de villa”. Nacieron como canciones profanas haciéndose famosas en España entre los siglos XV y XVI y en Sudamérica en el siglo XVII. Hoy son canciones navideñas. En el Medievo formaron parte de los misterios y representaciones teatrales del ciclo de Navidad.
Mantecado: dulce típico navideño en España que tiene como elementos principales la harina, el azúcar y la manteca de cerdo.
Alabanza: elogio, adulación, enaltecimiento.
Concibió: de concebir. Quedarse en estado la mujer.
Jornada: caminata, etapa, viaje.
Escarcha: rocío, helada, relente. Rocío de la noche congelado.
Posada: mesón, fonda, hospedería. Lugar destinado a hospedar o albergar viajeros.
Lumbre: fuego, fogata, hoguera..
Mulo: animal híbrido estéril que resulta del cruce entre yegua y burro o caballo y burra.
Candil: objeto de metal que con aceite y una mecha sirve para alumbrar.
“Escalabró”: apócope de “descalabró”. Herir, golpear, lastimar.
Cuadra: espacio del corral en el que se ubicaban los animales
Coz: patada violenta que dan las caballerías.
Amo: dueño, propietario de algo.
Portal: en este caso se refiere al espacio en el que se dice nació Jesús de Nazaret.
Platillos: instrumento de percusión formado por dos chapas metálicas circulares que se hacen chocar entre sí.
Pandero: instrumento de percusión formado por uno o dos aros superpuestos provistos de sonajas y sobre cuyos bordes se ajusta un trozo de piel muy lisa y estirada.
Zambomba: instrumento musical de tradición popular, formado por un cilindro hueco y cerrado por un extremo con una piel tensa y una varilla central, que produce un sonido ronco y monótono.
Sonajas: Par o pares de chapas de metal que se colocan en algunos juguetes o instrumentos para que suenen al moverse.
Cencerro: campana pequeña y cilíndrica de hierro o de cobre que se ata al cuello de las reses para localizarlas con facilidad.
Papel: en este caso se refiere a la hoja del villancico que vende el ciego.
Longaniza: embutido largo relleno de carne de cerdo picada y adobada.
Jamón: pierna del cerdo salada y curada, y también su carne.
Duros: moneda de cinco pesetas, en uso en España hasta la llegada del euro.
Lomo: carne del animal, especialmente del cerdo, que corresponde al espinazo, desde el cuello hasta las ancas.
Sadura: término apocopado de “asadura”. Hace referencia al conjunto de entrañas comestibles del animal (hígado y pulmón), en especial del cerdo.
Morcilla: embutido hecho de sangre cocida condimentada con cebolla y especias y a las que se añaden otros ingredientes, en especial el arroz
Tocino: gruesa capa de grasa que tienen ciertos mamíferos, especialmente el cerdo, y que sirve de alimento
Arroba: unidad de peso equivalente a 11 kilogramos y 502 gramos.





Arriba izquierda: pandereta Arriba centro: zambomba
Arriba derecha: platillos
Abajo izquierda: sonajas Abajo centro: cencerros
Abajo derecha: moneda de duro (5 pesetas)






















miércoles, 7 de diciembre de 2011

CUENTO DE LA ZORRA Y EL RATÓN

"No te tomes la vida en serio, al fin y al cabo no saldrás vivo de ella."

Del Candil de la Fuentecita a su señor, don Diego de la Caparrota. Compláceme, don Diego, enviarle esta misiva para hacerle conocedor de alguno de los hechos más significativos que en este último tiempo han acaecido a este su humilde servidor, en especial de cómo fue el  magistral comienzo en inglés  y de cómo surgió este cuento.
Sabrá vuesa merced que ha más de dos meses me  reencontré nuevamente con compañeros y amigos además de los nuevos maestros que han de ser azote y suplicio  hasta bien entrado junio.
Créame, don Diego, esto es un volverse loco con  tanta historia, tanto número, tanta música, tanta ciencia y, sobre todo, con tanta lengua, pues no hemos dejado el latín cuando ya andamos con el griego, o no hemos soltado éste cuando nos aguarda el francés. Y cuando ya mezclo todo y nada en condiciones  hablo, pues ocúrreme  igual que a la famosa  cotorra de la fábula que todo lo mezclaba, aún queda al acecho  el inglés. Y en llegando a esta clase sí que  es otro cantar, mi señor, pues desde el primer día que mister Viñas llegara,  prodújonos  sensación tan extraña que aún perdura el trastorno. Es él un señor bajito y menudo, enjuto, de edad avanzada, con hábito  raído, ocupado en su mayor parte por  lamparones de aceite que más pareciera ser manipulador de alcuzas o sartenes que  clérigo.  Pero no es ello lo peor, sino que en llegándo el primer día  y saludado que hubo al más puro estilo británico, de seguido  fuese a la lección uno y allí, bajo el primer dibujillo, reza lo siguiente “the picture”. El señor Viñas pronunció de forma magistral y exquisita dicho término, pues su inglés es impoluto. Mas allí  estuvo su perdición y la nuestra,  pues la carcajada fue tan sonora que, paréceme a mi, debieron retumbar  hasta los muros de la Alhambra. En adelante no hubo forma de contener la risa y, por más esfuerzos que hiciéramos para ello, del interior surgía ésta cada vez con más y más intensidad, sintiéndonos todos atrapados por tan maléfico contagio. Mister Viñas mándonos poner de pie rodeando su tarima, pero la guasa fue “in crescendo” hasta que su enfado llegó a tal punto que ordenónos poner de rodillas. No pareciónos humillante tal situación, sino más bien justa y merecida.  Pero no por ello disminuyó la chanza ya que  por doquier explotaban golpes de risa y, aunque  se intentaban contener, peor era el remedio que la enfermedad. Y cuando ya parecía haberse instaurado la seriedad, algún nuevo estallido, imposible de dominar y reprimir, se encargaba de conducirnos al recuerdo causante de aquel desatino. Mas no todo acabó allí y, le juro, mi señor, que por más que lo deseábamos, no hubo forma de poner coto a la  bulla, así que vímosnos al instante en la calle, por expulsión general. Ni siquiera  aquello valionos de escarmiento, siguiendo la broma hasta la hora de sexta, y creo que hasta la de completas. Y aún hoy, cuando es llegada la hora de inglés, es la chufla la que se implanta. No tenemos arreglo, mi señor, y es que somos jóvenes y, por si  fuese poco, también  estudiantes. Pero, bueno, volviendo al día de marras, le diré que fue entonces cuando, ya en la calle,  mi amigo, el Sabio, no tuvo otra ocurrencia que la de contarnos el cuentecillo del ratón y la zorra, mientras  se iba  haciendo la calma y apaciguando el desenfreno. Al disfrute de aquellas primeras palabras en lenguaje tan enrevesado unímosle el del  cuento  que, a fe mía, ha de hacerle las delicias también a vuesa merced,  si es que ya no anda cansado de tanto como le voy  mezclando con  estos mis interminables comentarios.
Siempre suyo

El Candil de la Fuentecita

                 

                 EL  CUENTO DEL RATÓN Y LA ZORRA


Érase una vez  una zorra que, en su agonía por comer y comer, se había tragado un ratoncillo tal cual, sin masticar ni nada. La verdad es que no había mucho que  llevar a la boca y si algo llegaba, era tal el ansia, que más que comer, absorbía con frenesí.  Y así fue como el ratón fue a parar vivo al estómago de la raposa. Esta, ante el alboroto que le formó el ratoncillo en el interior de la barriga, andaba muy preocupada, sin saber qué hacer para echar al pobre  bicho de su interior.
Comenzó la zorra dando enormes saltos para ver si de esa forma el ratón se mareaba o moría  en su panza. Pero, …¡que si quieres! La cosa fue a más pues también el ratón  estaba cada vez más nervioso y asustado y no paraba de saltar y morderle en la tripa. Llegó la tarde y la situación empeoraba ya que el ratón parecía tener tanta prisa por escapar como la raposa porque lo hiciera, así que fueron  cundiendo los mordiscos y el estrépito. Antes de que la noche se echara encima, la  zorra, ya desesperada, decía:
-¡Ratoncillo, ratoncito, sal de mi barriga, si nada malo te haré!
-No, no, que me comerás de nuevo- respondía el ratón.
-Si no te como, ratón. Ratoncillo, sal, que te no te haré nada- suplicaba una y otra vez la raposa.
-Que sí, que me comerás- insistía el ratón.
Pasaba el tiempo y las molestias, los mordiscos y las cosquillas que el ratón formaba en las tripas de la zorra no la dejaban ya vivir.
En este tira y afloja estuvieron más de medio día hasta que el ratón, en vista de que todo podría ir a peor, dijo a la vulpeja:
-Bueno, vale, saldré si acercas tu culo a un árbol alto, alto, muy alto. Si cuando esté saliendo veo que es el más alto de todos, me iré y te dejaré en paz. Pero si no es así, volveré a entrar y te destrozaré la tripa.
Al oír esto, la zorra que ya no aguantaba más, fue corriendo hacia el árbol más alto y en cuanto acercó su culo, el ratón dio un salto y huyó tronco arriba como alma que lleva el diablo.
 La raposa consideraba que el ratón se había burlado de ella y no sabía cómo hacer para cogerlo de nuevo y, eso sí, esta vez triturándolo bien antes de tragarlo. Estaba tan furiosa que hacía lo que fuese necesario por tal de pillarlo. Así que, pensando y pensando,  vino a caer en la cuenta de llamar a todas sus comadres de la comarca antes de que la noche se echase encima y escapase el ratoncillo, pues eso para ella supondría una deshonra y una humillación. Empezó a dar chillidos y acudieron de todas partes cientos y cientos de vulpejas. Ella les contó la afrenta del ratón y cómo estaba dispuesta a hacer lo que hubiese que hacer por tal de volver a atraparlo. Pensaron y pensaron y vinieron a dar en la cuenta de que la única manera era haciendo una torre hasta llegar a él. Y sin más, empezaron a saltar una encima de la otra. Eso sí, ella tuvo que ponerse la primera y las demás, por sorteo, fueron saltando y poniéndose unas encima de otras.
Cuando el ratoncillo vio que no tenía escapatoria si antes no se le ocurría algo, empezó a sudar y a ponerse más nervioso de lo que había estado  en la barriga de la zorra. Tan intranquilo estaba que ni  una sola idea le venía a la cabeza, pues sabía que si ahora lo atrapaban su vida acabaría para siempre. Ya estaban a dos palmos de él cuando no se le ocurrió otra cosa que gritar con fuerza:
-¡Carajo, carajo, que si me bajo me meto en el culo del de “la punta bajo”!. ¡Carajo, carajo, si me bajo me meto por el culo del de “la punta bajo”!
Al oír aquello, la zorra que estaba abajo del todo y que era la que lo había tenido en la barriga,  escarmentada por  lo mucho que ya había pasado, dio un gran salto y salió que se las pelaba, dejando atrás a las demás comadres que fueron cayendo en pelotón y quedando todas malheridas y burladas por el pícaro ratón que salvó el pellejo y se rió cuanto quiso de las raposas.
Y colorín colorado que el cuento se ha acabado y colorín colorete que por la chimenea cae un cohete.

GLOSARIO:

Azote: castigo, disciplina
Suplicio: tortura, tormento, sufrimiento.
Acecho: aguardar, esperar.
Ser otro cantar: expresión muy corriente que significa “tratarse de un asunto distinto”.
Enjuto: seco, delgado como un fideo.
Impoluto: limpio, pur, intachable.
Carcajada: risa extravagante, impetuosa y fuerte que se produce inesperadamente.
Tarima: plataforma de madera, de unos 30 centímetros de altura en la que estaba la mesa del profesor, desde donde impartía la clase.
Alhambra: bello palacio musulmán de la época nazarí en Granada.
“In crescendo”: expresión latina que significa “en aumento”.
Chanza: risa, burla, cachondeo.
Horas sexta y de completas: son horas en las que los clérigos debían realizar rezos salmódicos. La sexta era sobre la una de la tarde y las completas era antes de ir al descanso de la noche.
Chufla: guasa, broma.
Bulla: alboroto, bullicio, jaleo.
Día de marras: fecha muy conocida  que hace referencia  a un hecho del que se habla.
Desenfreno: inmoderación, desorden
Agonía por comer: expresión muy usual en la comarca y que significa “ansia, deseo desmedido por comer y no dejar nada a los demás.”
Frenesí: arrebato, desenfreno, delirio.
Raposa = zorra = vulpeja: Animal muy astuto de costumbres nocturnas. Pertenece a la familia de los cánidos.
Barriga: panza, tripa, vientre.
Alboroto: revuelta, revolución, jaleo.
Comadre: vecina, amiga, alcahueta.
Salir que se las pela: escapar tan rápido que no da tiempo a nada. Dejarlo todo y salir huyendo.
Salvar el pellejo: expresión popular que significa “salvar la vida”. (Pellejo = piel).
La punta bajo: expresión apacopada de "la punta de abajo". Es muy popular. Indica el extremo inferior de una escala, bien sea de lugar o bien de categoría jerárquica.



   
                    
  
                        
              Arriba izquierda: clérigo.
              Arriba centro: zorra, raposa o vulpeja.
              Arriba derecha: ratón
              Abajo: Alhambra de Granada